Las investigadoras holandesas Marian Koster y Lisa Price, de la Universidad de Wageningen, publicaron en 2008 un estudio sobre esta práctica de alargamiento ritual de los labios vaginales. Según estas sociólogas, alrededor de la pubertad, muchas niñas ruandesas alargan hasta 5 cm los labios menores de la vagina mediante la aplicación de plantas con propiedades antiinflamatorias y antisépticas. La razón de esta práctica, según las personas entrevistadas, es que la gukuna imishino propicia la eyaculación femenina. Por ello, Koster y Price creen que esta costumbre no puede considerarse una forma de mutilación genital. Prefieren hablar de modificación genital, ya que su objetivo no es reprimir la sexualidad femenina.
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