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El caso Montes Episodio 1

No te pierdas el primer capítulo de nuestra nueva serie de intriga, realizada con ayuda de FECYT: una serie de misteriosas muertes se suceden en un pequeño pueblo de Salamanca... ¿qué habrá pasado?

Para saber más...

En "El caso Montes" hablamos de los vampiros que tienen su origen en el folklore, diametralmente distintos a los de la literatura y el cine, prolongación del Drácula de Bram Stoker. Estos últimos son no-muertos de tez pálida y seductores, que fueron humanos pero murieron a causa del mordisco de otro vampiro para volver luego a la vida. Su apetito por la sangre es casi una pulsión, sobretodo sangre joven, y usan su innegable atractivo para seducir a su presa antes de alimentarse.
¿Pero tiene algo que ver esta imagen con el verdadero vampiro, el del folclore?

Si abriésemos la puerta a uno no lo reconoceríamos. Veríamos un hombre regordete, de tez rubicunda -y a veces negra debido a su hábito de beber sangre-, largas uñas y barba sin afeitar, con su boca y ojo izquierdo abiertos y de cara rojiza e inflamada.

Y olvidémonos de la marca de la casa del vampiro de ficción: los dientes. En el folclore es tan irrelevante que ni juegan un papel prominente. Además, huelen mal. Uno de los autores clásicos sobre vampiros, el dominico Antoine Augustin Calmet, que en 1746 escribió un ensayo sobre ellos que se menciona en "El caso Montes"', decía:
"Cuando a los vampiros se les saca del suelo, tienen una apariencia rojiza, con sus miembros flexibles, sin gusanos o signos de descomposición, pero no sin hedor".

Esta pestilencia es uno de los aspectos por los que la gente les creían (y les creen) portadores de epidemias.

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