Las condiciones cósmicas para la vida
El universo podría estar lleno de vida... o quizá no. Para que brote y prospere es necesario que los planetas y galaxias candidatos a albergarla cumplan numerosos requisitos. Si tenemos en cuenta los miles de millones de galaxias que hay en el universo, cada una con más de 100.000 millones de estrellas, resulta difícil pensar que la Tierra sea el único lugar que contenga seres vivos.
El universo podría estar lleno de vida... o quizá no. Para que brote y prospere es necesario que los planetas y galaxias candidatos a albergarla cumplan numerosos requisitos. Si tenemos en cuenta los miles de millones de galaxias que hay en el universo, cada una con más de 100.000 millones de estrellas, resulta difícil pensar que la Tierra sea el único lugar que contenga seres vivos. Ahora bien, este razonamiento da por supuesto que estos se pueden desarrollar en cualquier sistema estelar. ¿De verdad es así? En realidad, las cosas no son tan sencillas.
Ni siquiera en la Vía Láctea cualquier lugar es apropiado para la aparición y el mantenimiento de la vida. Así, es muy probable que las regiones cercanas a su núcleo no sean habitables. Por un lado, esto se debe a que los niveles de radiación provenientes del superagujero negro situado en el centro galáctico y de las regiones colindantes son tan elevados que impiden que se desarrollen moléculas complejas. Por otra parte, en esa zona la densidad estelar es muy grande, lo que propicia los encuentros fortuitos entre astros. Cuando esto ocurre, las órbitas de sus planetas se ven fuertemente afectadas por tirones gravitacionales, lo que puede originar cambios en su superficie y graves alteraciones climatológicas que conducirían a periódicas extinciones masivas.
Incluso aunque contemos con un sistema estelar propicio, no es seguro que surja la vida, al menos tal como la conocemos. De hecho, por el momento solo se han hallado unos treinta planetas en la denominada zona de habitabilidad de sus sistemas, una región situada a la distancia justa de su sol para albergar agua líquida y quizá vida. El más parecido al nuestro del que tenemos noticia es Kepler-438b, un objeto un 12% mayor que la Tierra, a unos 472 años luz. Este mundo orbita una enana roja, más fría y con menos masa que el Sol, cada 35,2 días. Aun así, recibe un 40 % más de luz.
Más información sobre el tema en el reportaje Las reglas bío del cosmos, escrito por Miguel Ángel Sabadell. Puedes leerlo en el número 409 de MUY INTERESANTE.
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