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'Babylon 5': lugar de encuentro de todas las razas

En el año 2258, Babylon 5 es una gigantesca estación espacial en la que habita un cuarto de millón de humanos y alienígenas de todas las especies.

En algún rinc ón del espacio remoto del streaming yace una de las series de ciencia ficción más inteligentes e imaginativas que jamás se hayan rodado. Sus muy numerosos fans esperan a que algún canal rescate Babylon 5 para poder disfrutar de nuevo de sus cuidados guiones y sus espectaculares –para entonces y para hoy–efectos especiales, y es posible que esto llegue a ocurrir. En cambio, lo que puede darse por descartado es que algún día se decida retomar la historia: Babylon 5 tiene, entre otras muchas peculiaridades, la de ser una serie de televisión concebida con un final cerrado, que tendría lugar cuando terminaran los 111 episodios que iban a conformar las cinco temporadas previstas desde un principio.

El autor y dueño absoluto del universo Babylon fue Joseph Michael Straczynski , escritor y guionista que a finales de los años 80 contaba en su currículum con una considerable cantidad de episodios para series de lo más diverso. Tuvo entonces la idea de crear una propia, aprovechando que la cienciaficción parecía volver a estar en auge en televisión tras el éxito de Star Trek: La nueva generación . Pero su idea iba mucho más allá de los capítulos autoconclusivos aún de moda: era el mundo del vídeo y los espectadores podían grabar los episodios y seguir sin dificultad tramas que se extendieran durante meses. Straczynski tenía en mente una saga televisiva que fuera el equivalente a una epopeya literaria, como El señor de los anillos o los libros de Fundación.

En el año 2258, Babylon 5 es una gigantesca estación espacial en la que habita un cuarto de millón de humanos y alienígenas de todas las especies. Funciona como una suerte de Naciones Unidas galácticas, donde el consejo formado por representantes de los distintos mundos decide sobre conflictos políticos, económicos, comerciales, sociales o religiosos, con el objetivo común de resolverlos evitando que se repitan las guerras del pasado. Obviamente, las cosas no son tan fáciles, si se considera la gran cantidad de imperios y razas cuyas rencillas tienen siglos de antigüedad, y las intrigas dentro de la propia alianza de planetas.

Las luchas se dan tanto a nivel externo, con espectaculares combates de naves armadas contra todo tipo de enemigos, como interno, con conspiraciones y reuniones secretas. El poder de atracción de la serie radica tanto en las escenas de acción como en la madurez con la que se trataban temas como el autoritarismo, la sexualidad, la religión y el choque entre distintas ideologías. El tratamiento era serio, sí, pero estaba aligerado con diálogos llenos de humor punzante, típicos de la pluma de Straczynski. Y no hay duda de que salieron directamente de su pluma, ya que se convirtió en la primera persona en la historia de la televisión en escribir todos los episodios de una temporada: los veintid ós de que consta la tercera. Haría lo mismo con la cuarta, y con todos, excepto uno, los de la última.

La idea de la combinación galáctica de civilizaciones contaba ya con numerosos antecedentes en literatura, cine y televisión, pero Babylon 5 –el nombre de la estación procede, obviamente, de la gran cantidad de razas que tienen representación en ella– lo llevó a un público adulto. Cada temporada tiene lugar un año después de la anterior, y el tiempo no pasa en balde para los personajes, que cambian y envejecen tanto por la edad como por las cicatrices con las que les marca la experiencia. e

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