Sherry Turkle: “Respondemos a los robots como si realmente se preocuparan por nosotros”
Sherry Turkle, profesora del MIT, estudia la psicología de nuestra interacción con las máquinas inteligentes. Y advierte de que la relación con ellas no puede sustituir a la humana. “Si hace veinticinco años Marvin Minsky, uno de los fundadores de la inteligencia artificial, trataba de construir una máquina tan bella como para querer dotarla de alma, hoy proyectamos nuestros atributos humanos a estos artefactos.
Sherry Turkle, profesora del MIT, estudia la psicología de nuestra interacción con las máquinas inteligentes. Y advierte de que la relación con ellas no puede sustituir a la humana. “Si hace veinticinco años Marvin Minsky, uno de los fundadores de la inteligencia artificial, trataba de construir una máquina tan bella como para querer dotarla de alma, hoy proyectamos nuestros atributos humanos a estos artefactos. Ante los que saben mantener contacto visual, siguen tus movimientos, recuerdan tu nombre, poseen expresión y producen sonidos, estamos perdidos. Respondemos a los robots sociables como si tuvieran un yo, como si realmente se preocuparan por nosotros”, dice Turkle.
Esta dependencia emocional es una tendencia inquietante para esta científica: “Hace poco, en una conferencia sobre los avances en robótica, una joven estudiante me dijo que cambiaría a su novio por un humanoide que tuviera un comportamiento compasivo. Creía que si el robot era capaz de darle eso, ella podía crear la ilusión de que realmente tenía a alguien a su lado. Y no bromeaba”. Tampoco es la única que piensa así. “Imaginamos robots que hagan de enfermeras, niñeras, maestros..., con la idea de que no hay suficiente personal para ejercer esas profesiones. Pero eso no me convence. Claro que hay gente dispuesta a hacer esos trabajos por un sueldo decente. Es un reflejo de esta era, que yo llamo momento robótico. No porque fabriquemos robots que merezcan nuestra compañía, sino porque nosotros estamos listos para la suya”.
Puedes leer el perfil completo de Sherry Turkle, escrito por Ángela Posada-Swafford, en el número 387 de Muy Interesante.
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Esta dependencia emocional es una tendencia inquietante para esta científica: “Hace poco, en una conferencia sobre los avances en robótica, una joven estudiante me dijo que cambiaría a su novio por un humanoide que tuviera un comportamiento compasivo. Creía que si el robot era capaz de darle eso, ella podía crear la ilusión de que realmente tenía a alguien a su lado. Y no bromeaba”. Tampoco es la única que piensa así. “Imaginamos robots que hagan de enfermeras, niñeras, maestros..., con la idea de que no hay suficiente personal para ejercer esas profesiones. Pero eso no me convence. Claro que hay gente dispuesta a hacer esos trabajos por un sueldo decente. Es un reflejo de esta era, que yo llamo momento robótico. No porque fabriquemos robots que merezcan nuestra compañía, sino porque nosotros estamos listos para la suya”.
Puedes leer el perfil completo de Sherry Turkle, escrito por Ángela Posada-Swafford, en el número 387 de Muy Interesante.
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