¿Rezar para curarse?
Desde siempre, los seres humanos hemos rogado a las divinidades que salgamos bien parados de los vaivenes de la salud. Pero a mediados del siglo XIX, con la aparición de sectas como la Iglesia de la Ciencia Cristiana, que confían en el poder curativo de Dios y no en la medicina, algunos investigadores se plantearon si la oración de intercesión para que otras personas sanen podría tener eficacia terapéutica real.
Desde siempre, los seres humanos hemos rogado a las divinidades que salgamos bien parados de los vaivenes de la salud. Pero a mediados del siglo XIX, con la aparición de sectas como la Iglesia de la Ciencia Cristiana, que confían en el poder curativo de Dios y no en la medicina, algunos investigadores se plantearon si la oración de intercesión para que otras personas sanen podría tener eficacia terapéutica real.
En 2009, la socióloga Wendy Cadge publicó en el Journal of Religion una revisión de las investigaciones sobre la influencia de la oración en la evolución de las enfermedades: lo que encontró fue que los trabajos realizados decían más acerca de las motivaciones de los científicos que los hacen que sobre el supuesto poder curativo de las plegarias.
Cadge evaluó dieciocho estudios publicados desde 1965 hasta 2006, que proporcionan una instantánea sobre los cambios en la religiosidad norteamericana y la forma en que han evolucionado las relaciones entre la fe y la ciencia médica. Así, los primeros, desarrollados en los años 60, se centraban exclusivamente en grupos de oración protestantes, mientras que los más recientes han ido reflejando la apertura de la sociedad estadounidense hacia otras religiones, combinando grupos de cristianos, judíos y budistas. Lo cierto es que su empeño investigador está lleno de rarezas impropias del trabajo científico. Por un lado está el uso de un grupo de control, formado por las personas por las cuales, supuestamente, nadie reza. Dejando aparte que sus familiares pueden estar orando por ellos sin que el investigador lo sepa, ¿no tienen en cuenta el hecho de que en miles de iglesias, durante la celebración de la misa, se ruegue por los enfermos? ¿O es que es necesario dar a Dios o a la entidad que corresponda el nombre del sujeto por el cual se ora?
Más información sobre el tema en El poder de la oración, escrito por Miguel Ángel Sabadell, en el número 377 de Muy Interesante.
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