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El sacamantecas de Gádor, un hombre del saco muy real

La leyenda del hombre del saco, también conocido como el sacamantecas, es algo más que un invento para asustar a los niños. A caballo entre los siglos XIX y XX se extendió la creencia de que beber sangre o aplicar la grasa de niños sanos en cataplasma era una cura infalible para enfermedades como la tuberculosis o la sarna. Se llegó a rumorear que el propio rey Alfonso XIII combatía la tisis practicando el vampirismo. Algunos casos reales de la época contribuyeron a acrecentar el temor; el crimen de Gádor, en Almería, es uno de ellos.

La leyenda del hombre del saco, también conocido como el sacamantecas, es algo más que un invento para asustar a los niños. A caballo entre los siglos XIX y XX se extendió la creencia de que beber sangre o aplicar la grasa de niños sanos en cataplasma era una cura infalible para enfermedades como la tuberculosis o la sarna. Se llegó a rumorear que el propio rey Alfonso XIII combatía la tisis practicando el vampirismo. Algunos casos reales de la época contribuyeron a acrecentar el temor; el crimen de Gádor, en Almería, es uno de ellos.

28 de junio de 1910. Esa tarde, el curandero del pueblo, Francisco Leona, secuestró, con la ayuda de Julio Hernández, a Bernardo González Parra, de siete años. El encargo lo recibieron de Agustina Rodríguez, madre de Julio y curandera.
Aprisionado en un saco, el crío fue transportado hasta el cortijo propiedad de Francisco Ortega, alias el Moruno, un agricultor adinerado y enfermo de tuberculosis que había accedido al secuestro para recobrar la salud. El curandero clavó una navaja en el corazón de la víctima y recogió su sangre en un vaso. Después, le extrajo las mantecas para hacer cataplasmas.
Sin embargo, como el Moruno no pagó la cantidad apalabrada, Francisco Leona acudió al juzgado para denunciar haberse topado con el cadáver en el monte. Detenido como sospechoso, no tardó en confesar e incriminar a sus compinches.
El 10 de septiembre de 1913, el Moruno y Agustina eran ejecutados a garrote vil. Antes, había muerto Francisco de gastroenteritis en la cárcel. Julio pasó sus últimos días entre cárceles y asilos psiquiátricos.

Más casos reales de sacamantecas en El hombre del saco sí existió, escrito por Janire Rámila, en el número 376 de Muy Interesante.

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