Sandra Ortonobes: “Las pseudociencias ofrecen esperanza saltándose la evidencia, es decir, la parte difícil”
Hoy te recomendamos un canal de Youtube imprescindible para aprender más sobre biomedicina: La hiperactina, de Sandra Ortonobes.
Sandra Ortonobes (@lahiperactina) es graduada en Biomedicina y máster en Comunicación científica. Ambas pasiones, los medios de comunicación y la biomedicina, la llevaron a volcarse de lleno en el mundo de la divulgación científica. Aparte del podcast “Tres pies al gato”, que dirige junto a Ignacio Crespo (@SdeStendhal) en el que plantean y responden una pregunta científica, ya sea de física, matemáticas, biología... pues toda ciencia es bienvenida, también divulga ciencia en la plataforma de vídeos líder de la red, que ya supera a la televisión en términos de audiencia: Youtube.
Precisamente su canal de Youtube es “La hiperactina” y cuenta con más de 5.000 suscriptores, un número que no para de crecer desde que abriese este canal de divulgación hace unos meses. Entre sus contenidos, encontraremos vídeos sobre el motivo por el que nos despierta el café, qué es la microbiota o acerca de uno de los trastornos asociados a la tecnología más comunes en la actualidad: la adicción a las redes sociales. Hemos hablado con ella de su canal, del mundo de la radio, las hormonas, Youtube e incluso de pseudociencias.
Es formato increíble y muy vivo. Me invitaron a participar en un programa sobre Marte hablando de medicina aeroespacial. Fui muy nerviosa pero enseguida me adapté y me sentí muy cómoda. Me invitaron a volver y ¡esta vez dije que sí sin pensármelo!
La emoción del directo atrapa, te hace estar alerta y saca de ti toda tu capacidad de improvisación. Supongo que la radio me atrae tanto por el hecho de haberla escuchado toda mi vida en casa, en el coche, en la ducha… y de repente encontrarme en un estudio de grabación, en directo, estando yo tras micrófono, llegando a las casas de tanta gente. Es una sensación muy excitante.
Me parecía una plataforma muy atractiva para divulgar ciencia y me apeteció probar a ver qué tal. Veía vídeos de otros divulgadores en YouTube y siempre sentía un “¡yo también quiero intentarlo!”. Pasó casi un año desde que escribí el primer guion hasta que decidí grabarlo y subirlo… Por suerte tuve amigos muy insistentes que me dieron un empujón.
La hiperactina es la combinación de dos palabras, “hiperactiva” y “actina”. Cuando buscaba un nombre para el canal, había dos cosas que tenía claras: quería que el nombre reflejara algún aspecto sobre mí y que llevara implícito algún concepto de biomedicina. Suelen decirme que soy una persona hiperactiva, que no para de hacer cosas, así que dándole vueltas a la palabra “hiperactiva” … Se me ocurrió “hiperactina”. La actina es una proteína que permite la contracción del músculo del corazón, entre otros. Me pareció que el nombre tenía gancho y conseguía esa combinación que buscaba.
Es posible y de algún modo ya se está haciendo, por ejemplo para tratar algunas enfermedades o trastornos psíquicos, como la depresión. Muchas patologías se tratan de una desregulación de estas hormonas, lo cual afecta a muchos procesos del organismo, como la digestión o el sueño. Con el tratamiento intentamos devolver ese equilibrio inicial, ya sea aportando una hormona que falta o reduciendo la cantidad de la misma en el cuerpo.
En este caso estamos hablando de una situación de enfermedad, aunque queda debatir si es ético monitorizar estas sustancias químicas también en condiciones de buena salud, por ejemplo, para estar siempre de buen humor. Está claro que la ciencia avanza y abre camino a nuevas posibilidades en biomedicina, aunque todavía nos queda decidir cuáles deben ser sus límites.
En mis vídeos intento explicar los temas de la forma más cercana y natural que puedo, como si te los explicara una amiga. Intento romper con esa imagen que se ha asociado a la ciencia durante mucho tiempo de ser algo lejano e inaccesible, solo “apto para científicos/as”. Por eso utilizo un lenguaje coloquial y espontáneo, que genere empatía con la persona que me ve. Eso sí, todavía estoy buscando un equilibrio que me permita explicar contenido científico veraz y al mismo tiempo poder hacer bromas y tonterías sin perder rigurosidad por ello. Como dices, es un reto.
Las temáticas que trato en mi canal son bastante variadas y se centran en curiosidades sobre el ser humano: por qué bailamos, por qué las redes sociales son tan adictivas, qué es el cáncer o por qué no podemos curar el SIDA. Intento responder preguntas que me planteo realmente en el día a día, es algo que me motiva mucho a la hora de producir un vídeo.
Tengo una impaciencia increíble por subirlo. Tengo ganas de enseñarlo, de ver qué opinan mis seguidores, mis amigos, de saber si les gusta. Aun así, soy muy perfeccionista y necesito repasarlo una y otra vez antes de subirlo. Al principio incluso subía el vídeo en “oculto” y preguntaba a amigos cercanos qué les parecía, si veían algún error… Aunque poco a poco he ido ganando más seguridad y confianza en mi propio criterio.
La verdad es que, aunque quedaría genial una respuesta potente como “neurociencia” o “inmunología”, no tengo una rama favorita. Es posible que fuera eso lo que me llevara a, en vez de decantarme por una rama de la biomedicina específica, optar por la biomedicina en general… Y divulgarla. Me parece un campo de la ciencia fascinante en su conjunto.
Actualmente se están llevando a cabo proyectos de investigación con el objetivo de cartografiar las redes neuronales del cerebro para entender cómo funciona este órgano tan complejo.
En vista del auge de trastornos mentales que acechan a la sociedad, sería increíble poder desentrañar qué se esconde tras ellos. Ahora mismo carecemos de técnicas que nos permitan comprender bien cómo funciona nuestro cerebro, cómo pasamos de la activación de algunas neuronas a procesos más complejos como la memoria. Por eso, proyectos como BRAIN, dirigido por el español Rafael Yuste, suponen un paso muy prometedor a la hora de comprender no solo nuestro cerebro, sino a nosotros mismos, como individuo y como especie.
Me gusta pensar en que algún día pueda hacer un vídeo explicando cómo lo han logrado: al fin entendemos mejor qué pasa en el órgano más desconocido del ser humano.
Porque ofrecen esperanza saltándose la evidencia, es decir, la “parte difícil”. Por mucho que la ciencia quiera ofrecer esperanzas (un nuevo tratamiento, una cura contra una enfermedad), previamente tiene que haber descubierto unas evidencias, hacer estudios clínicos con resultados contundentes, pasado unos controles rigurosos…
Las pseudociencias pasan a la esperanza saltándose la evidencia, directamente. Quieras que no eso siempre es más fácil de vender, sobre todo si uno está desesperado: “te ofrezco este producto, que te va a curar y además es natural y no te va a hacer daño como la medicina convencional”. Es muy difícil luchar contra palabras tan prometedoras, aunque vacías.
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