Nacidos para bailar
Cuando somos niños, la música no solo nos emociona mucho más que las palabras, sino que nos empuja al movimiento de un modo casi incontenible.
Cuando somos niños, la música no solo nos emociona mucho más que las palabras, sino que nos empuja al movimiento de un modo casi incontenible. Así lo han comprobado Marcel Zentner y sus colegas de la Universidad de York.
En una serie de experimentos con críos de edades comprendidas entre cinco meses y dos años, los científicos observaron que estos respondían de manera innata al ritmo -la estructura y sucesión de sonidos- y al tempo -la velocidad de la secuencia rítmica de cualquier canción-. Además, sonreían con más intensidad cuanto mejor acompasaban sus movimientos con la melodía. "Nacemos con una predisposición al baile, aunque aún no hemos hallado una explicación evolutiva definitiva", dice Zentner.
Más información sobre el tema en el artículo ¡Márcate un baile!, escrito por Elena Sanz, en el número 376 de MUY INTERESANTE.