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Los mejores villanos de los videojuegos

Muchos de ellos nos pusieron contra las cuerdas pero consiguieron que les recordáramos con cariño como dignos oponentes.

Los videojuegos son un soporte perfecto para contar historias. No solo ofrecen una inmensa variedad de opciones de todo tipo y para todos los bolsillos, sino que además implican al jugador en la trama y, al ponerse en la piel de los personajes, le hacen vivirla más intensamente. Precisamente con esos personajes es muy común generar vínculos de respeto o afecto, pero no siempre ocurre con los buenos. Hay casos en los que los malos de la historia toman el control.

En El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson, el autor escocés os planteaba las dos facetas que se esconden bajo la máscara que es el ser humano. Pues bien, como somos seres complejos con distintas caras, no es tan extraño que exista cierta atracción hacia los personajes que, de normal, deberíamos rechazar. Algunos pueden ser malos arquetípicos, personajes sin demasiados matices cuya maldad surge de su propio ser, pero estos son cada vez menos comunes y las escalas de grises se están haciendo con los villanos. Los dilemas morales, las personalidades complejas y el carisma de muchos antihéroes hacen que exista la posibilidad de empatizar, comprender e incluso desarrollar cierta simpatía por los personajes que se nos oponen en el camino.

También es necesario comprender lo que supone un enemigo dentro de un videojuego. Se trata de seres cuya misión es entorpecer nuestro avance, hacerlo complicado y molestarnos. Los videojuegos son desafío y confrontación en todas sus vertientes y por ello el jugador queda más satisfecho cuando consigue superar a un rival que se lo ha puesto realmente difícil. No tiene por qué tratarse de algún tipo de monstruo o del matón de turno, puede ser un simple reloj que baja hasta llegar a cero y nos acelera el ritmo cardiaco o un salto al vacío que nos hace caer y perder todo el progreso logrado.

Ya sea en la literatura, en el cine o incluso en la música, las historias necesitan conflicto; un problema que debe ser solucionado y que haga avanzar la trama hacia un final. Cuando ese problema lo provoca un personaje complejo, con cierta solidez y (si es posible) que se presenta como contraposición del llamado héroe, la resolución de este se convierte en una auténtica aventura. Sin villanos no hay héroes, y por ello rendimos homenaje a algunos de los malos más malos del videojuego.

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