Muy Interesante

Decimos que alguien es un pringado cuando se deja engañar fácilmente, comete acciones de extrema torpeza o se implica, voluntariamente o no, en acciones cuyas expectativas no son muy favorables. El adjetivo proviene del verbo pringar, un vocablo castizo conocido y usado desde la Edad Media. A pesar de ello, su origen no está claro.
Quizás fue importado por los pueblos góticos tras la invasión romana y cabe la posibilidad de que proceda del vasco-ibérico. Sin embargo, algunos lingüistas sugieren que la palabra pringar proviene del latín pendicare, que quiere decir algo así como colgar o resbalar desde lo alto. En su adaptación a las lenguas autóctonas, como el leonés, adquirió distintos significados: untar con pan el pringue en una comida y echar aceite hirviendo sobre un preso o sobre los asaltantes de una fortaleza. También significó manchar, tal vez debido a que la gente se salpicaba la pechera con la salsa recién mojada en pan. De este modo, el verbo pringar se asoció a conductas o acontecimientos negativos, como cumplir un castigo y equivocarse.

La ventana a un mundo en constante cambio

Muy Interesante

Recibe nuestra revista en tu casa desde 39 euros al año

Suscríbete
Suscripciones a Muy Interesante
tracking