¿Civilización tartesia?
Tartesos, nombre mítico a menudo asociado a la leyenda de la Atlántida, es uno de los enigmas arqueológicos más interesantes de nuestro país. El escritor y crítico literario José Ruiz Mata aborda en este apasionante estudio todo lo que se conoce sobre esta civilización, que floreció alrededor del lago Ligustino, en la desembocadura del Guadalquivir, desde el III milenio a.C. hasta la conquista romana. El autor defiende la existencia de Tartesos como una civilización autóctona que podría ser considerada como la primera de la Europa Occidental.
Tartesos, nombre mítico a menudo asociado a la leyenda de la Atlántida, es uno de los enigmas arqueológicos más interesantes de nuestro país. El escritor y crítico literario José Ruiz Mata aborda en este apasionante estudio todo lo que se conoce sobre esta civilización, que floreció alrededor del lago Ligustino, en la desembocadura del Guadalquivir, desde el III milenio a.C. hasta la conquista romana. El autor defiende la existencia de Tartesos como una civilización autóctona que podría ser considerada como la primera de la Europa Occidental.
Está demostrado que pueden surgir civilizaciones parecidas en lugares remotos sin aparente relación, de manera que en este extremo de Europa bien pudieron desarrollarse tambien civilizaciones autóctonas. Pueblos que fueron capaces de elaborar una arquitectura propia, formas de arte originales, ajuares diferentes, una agricultura adaptada al terreno, una tecnología que supo aprovechar los metales de sus minas, un comercio tan evolucionado, que les permitió construir naves capaces de surcar los mares y unas ciudades desde las que organizar y regir una sociedad compleja.
En las páginas de este libro, José Ruiz Mata aborda y describe la localización geográfica de Tartesos, sus construcciones megalíticas, sus reyes -Norax y, sobre todo, el mítico Argantonio-, sus referencias históricas, su capital -situada, según la opinión del autor, en Asta, cerca de Jerez de la Frontera-, su religión, su escritura, su sociedad, sus contactos comerciales, su cerámica, su industria metalúrgica, sus travesías marinas a Cerdeña y a Creta, las invasiones que sufrieron por parte de los Pueblos del Mar y la posterior llegada de los fenicios, probables descendientes del pueblo tartesio que viajó hasta las costas mediterráneas de Asia con cargamentos de plata. Finalmente, convertidos ya en turdetanos, se diluye su huella con la llegada de los cartagineses y los romanos. Todo esfuerzo dirigido a la profundización en el conocimiento de nuestra historia más ignorada es de agradecer y este estudio aporta una visión documentada y rigurosa de la que bien pudiera ser la primera civilización autóctona de la Europa Occidental.