13 frases célebres de Diana de Gales

Diana Frances Spencer, princesa de Gales (1 de julio de 1961 – 31 de agosto de 1997), popularmente conocida como Lady Di, fue la primera esposa del príncipe Carlos de Gales.

Nació en el seno de una familia noble y después de que su padre heredara el título de conde Spencer, fue conocida como lady Diana Spencer. Se casó con el príncipe Carlos de Inglaterra el 29 de julio de 1981 en la catedral de San Pablo de Londres, acontecimiento visto por más de 750 millones de personas en el mundo. Lo que más destaca el mundo sobre ella es su gran labor humanitaria y su apoyo a la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Antipersona.

Sin embargo, su vida se quebró cuando contaba con tan solo 36 años de edad. Un peliagudo accidente de tráfico el 31 de agosto de 1997, acabó con su vida y la de su compañero sentimental actual, el multimillonario egipcio Dodi Al-Fayed, convirtiéndola en un mito de la cultura británica. Un personaje que aún hoy es recordado con tristeza y cariño.

Estas son sus citas más famosas:

"Los abrazos pueden hacer mucho bien, especialmente a los niños".

"Ayudar a los más necesitados es una parte esencial de mi vida, una especie de destino".

"El mayor problema en el mundo de hoy es la intolerancia. Todo el mundo es tan intolerante con los demás".

"Vivo por mis hijos, estaría perdida sin ellos".

"La vida es solo un viaje".

"Llevar a cabo un acto de bondad al azar, sin ninguna expectativa de recompensa, con la certeza de que un día alguien podría hacer lo mismo para usted".

"Si encuentras a alguien que amas en la vida, entonces aférrate a ese amor".

"En este matrimonio éramos tres, demasiada gente".

"Mi título es más antiguo que el tuyo".

"Hay que dejarse guiar por el corazón, no solo por la cabeza... Mi padre me enseñó a tratar a todos por igual y espero que William y Harry sigan mi ejemplo... que traten de entender las inseguridades, emociones, angustias, sueños y esperanzas de los más necesitados".

"Me gusta tocar a las personas, es un gesto que me nace naturalmente, no es premeditado, brota del fondo de mi corazón".

"La mayor dolencia que el mundo sufre actualmente es el mal de la falta de amor. Sé que puedo dar mucho a esas personas carentes, por un minuto, una hora, un día o un mes, y es eso lo que quiero hacer. Es preciso que alguien que posea una vida pública pueda dar cariño y afecto a las personas, y hacerlas sentir importantes. Personas como yo pueden apoyarlas y ser una especie de luz en el final del túnel. Para mí ese es el único camino posible".

"Nada me hace más feliz que intentar ayudar a los más débiles y vulnerables de la sociedad. Si alguien que precisa de mí, me llama, voy a su encuentro no importa donde este. Me gusta tocar a las personas, es un gesto que me nace naturalmente, no es premeditado, brota del fondo de mi corazón. Nunca me consideré a mí misma como la reina de mi país. Me gustaría ser la reina en el corazón del pueblo".