¿Cómo nos afecta el cambio de hora?
La madrugada del domingo 29 de marzo, los relojes españoles se adelantan una hora.
En agosto de 2018 se lanzaba una consulta pública a nivel europeo para conocer la opinión de los ciudadanos sobre el cambio de hora. El resultado: una abrumadora mayoría a favor de suprimirlo (el 805 de los votantes), y una participación histórica, ya que votaron unos cinco millones de ciudadanos, lo que demuestra que este es un tema que preocupa mucho a los europeos.
El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, anunció que estudiará la eliminación del horario de invierno. El debate comenzó en el mes de febrero, cuando el Parlamento Europeo aprobó una resolución no vinculante para que la Comisión Europea revise la directiva que regula los cambios de hora de primavera y otoño. En la propuesta se pidió que se revisen el impacto negativo para la salud que tiene el cambio de hora, y Finlandia fue uno de los países impulsores, aduciendo que el ahorro energético de esta medida es escaso, mientras que la falta de sueño sí que tiene un efecto negativo en los ciudadanos.
La petición se suma a una vieja reivindicación para que España se adecúe al huso horario que le corresponde, pues en nuestro país deberíamos tener la misma hora que en Portugal, Reino Unido y Canarias.
¿Qué efectos tiene para la salud el cambio de hora?
El cambio de horario que supone el paso del invierno a la primavera con un mayor número de horas de luz solar puede generar en algunos sectores de la población cansancio, malestar general, somnolencia e incluso alteraciones en el estado de ánimo. Así lo afirman expertos del servicio de Neurofisiología del Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria (HUNSC) de Canarias, que recuerdan que estas pequeñas alteraciones son efectos normales que se superan en un corto espacio de tiempo de entre 3 y 7 días. Y que suceden porque las funciones de los órganos más importantes del ser humano dependen de la fabricación y secreción de hormonas vinculadas directamente con los ciclos de vigilia y sueño –cortisol y melatonina-, de tal modo que al adelantar los relojes una hora se produce una desincronización entre los ritmos internos y los ambientales.
El comienzo de la secreción de melatonina se produce al caer la tarde, aproximadamente a las 19:00 horas y su máxima producción se registra entre las 02.00 y las 06.00 de la mañana. Al despertarnos con la luz del día, el nivel de cortisol ya está en alza para activar al ser humano.
Según recoge la agencia SINC, los neurofisiólogos del Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria recuerdan que existen tratamientos que implican el uso de cronobióticos, capaces de acelerar la sincronización de nuestro sistema circadiano con el ambiente y nuevo horario, entre los que se encuentran la fototerapia y la melanina. Pero que las pequeñas molestias del cambio horario de primavera se superan fácilmente con la dieta y el ejercicio.