¿Hay lagos de metano?
En Titán, la mayor de las 62 lunas conocidas de Saturno, hay numerosos lagos y océanos. Aunque es menos extensa que la Tierra, guarda semejanzas con nuestro planeta por la existencia de líquidos, viento y lluvia, que han creado paisajes nos resultan familiares.
En Titán, la mayor de las 62 lunas conocidas de Saturno, hay numerosos lagos y océanos. Aunque es menos extensa que la Tierra, guarda semejanzas con nuestro planeta por la existencia de líquidos, viento y lluvia, que han creado paisajes nos resultan familiares.
Bajo su espesa y nebulosa atmósfera de nitrógeno y metano, los astrónomos han descubierto montañas, dunas y lagos. En lugar de agua, metano líquido y etano fluyen por canales similares a cauces de ríos hacia mares del tamaño de los Grandes Lagos norteamericanos.
Pero también en la Tierra existen lagos de metano. En zonas frías de nuestro planeta hay lagos cuya agua guarda grandes cantidades de este gas en forma de miles de burbujas congeladas que parecen perlas.
El compuesto, muy inflamable, procede de las bacterias metanógenas que habitan estos ambientes. Lo expulsan al descomponer la materia orgánica que toman del fondo para obtener nutrientes, en un proceso llamado metanogénesis, el mismo que utilizan los organismos que viven en el tracto digestivo de los rumiantes.
Son microorganismos extremófilos del grupo de las arqueobacterias, capaces de soportar condiciones extremas de frío, oscuridad y falta de oxígeno. La diferencia de densidad obliga a las ampollas de gas a subir hacia la superficie, pero como el lago está helado, quedan atrapadas por el camino. En primavera, las burbujas ascienden y son por fin expulsadas a la atmósfera.