África no existe
El periodista y reportero polaco Ryszard Kapuściński retrató en su obra ‘Ébano’ la compleja realidad política y social de África, un continente demasiado heterogéneo y diverso como para resumirlo en una sola palabra.
"África es un continente demasiado grande para describirlo. Es todo un océano, un planeta aparte, todo un cosmos heterogéneo y de una riqueza extraordinaria. Solo por una convención reduccionista, por comodidad, decimos ‘África’. En la realidad, salvo por el continente geográfico, África no existe”. Estas son las palabras con las que el escritor y periodista Ryszard Kapuściński introducía su obra ‘Ébano’, que en una serie de capítulos breves nos relata diversos episodios de la historia reciente del continente africano.
Kapuściński trabajó durante varios años como corresponsal de guerra y en su producción literaria destaca su enorme pasión por África, un continente que llegó a conocer muy de cerca. Entre otras cosas, fue testigo del fin de los principales imperios coloniales europeos durante las décadas de los 60 y 70, acontecimientos que relata en ‘Ébano’ a la vez que nos sumerge en las vidas cotidianas de una región extensa, compleja y heterogénea: se estima que en África se hablan alrededor de 2.000 lenguas diferentes, lo que nos da una idea de la enorme diversidad cultural y social que existe en este continente del que sabemos tan poco.
África ocupa una superficie equivalente a la de tres veces Europa, aunque poco se sabe de las etnias que vivían en el continente antes de la ocupación europea. Muchas de estas tribus quedaron, más adelante, divididas por las fronteras impuestas desde fuera, de tal forma que se da la circunstancia de que un mismo grupo étnico se localice en dos o más países distintos, originando graves conflictos sociales.
Fashoda o el extremo absurdo de la ambición humana
Una de las anécdotas históricas que nos cuenta Kapuściński en su obra se refiere a Fashoda, una pequeña aldea de pescadores situada al sur de Sudán. Este pueblo se convirtió en una fuente de conflicto entre británicos y franceses en su loca carrera por la colonización del continente africano a finales del siglo XIX. Ambas potencias querían que sus posesiones en África se dispusiesen en línea recta y de manera continua: Londres quería tener su línea de norte a sur, y París de este a oeste. Estas líneas perpendiculares se cruzan precisamente en Fashoda, y ambos países iniciaron una absurda carrera por ser los primeros en conquistarla.
En sus relatos, Kapuściński huye de los estereotipos y del pensamiento simplista occidental que reduce África a un todo. El autor se moja, literalmente: vive en las casas de los arrabales más pobres, viaja con los que huyen de las guerras y conflictos, enferma de malaria y recorre el desierto con los nómadas. ‘Ébano’, publicada en el año 1998, sigue siendo hoy una obra de referencia para acercarse con otra mirada a la compleja realidad del continente vecino.