El verdadero Frankestein
Un año antes de que Mary Shelley publicara su famosa novela, un médico alemán afirmó haber resucitado a un gato usando electricidad.
Karl August Weinhold era un hombre peculiar. Sus contemporáneos lo describen como particularmente falto de atractivo: barbilampiño, de voz femenina, sus largos brazos y piernas contrastaban con su pequeña cabeza. Propenso a proclamar a los cuatro vientos las ideas mas disparatadas, hizo muchos enemigos con su campaña para eliminar la pobreza sellando del aparato reproductor del pene de los indigentes mediante un peculiar cosido (a lo que habría que añadir que extremadamente bien hecho).
En 1817 Weinhold publicó su libro “Experimentos sobre la Vida y sus fuerzas primarias a través del uso de la fisiología experimental” donde afirmó haber conseguido resucitar a un gato previamente decapitado.
El procedimiento era sencillo. Primero decapitó a un gatito de 3 semanas, le extrajo la médula espinal y limpió con cuidado el orificio que había quedado con una esponja. Después lo rellenó con una amalgama de cinc y plata. Según Weinhold los metales actuaron como una batería, generando una corriente eléctrica que inmediatamente devolvieron al animalillo a la vida: durante unos minutos su corazón latió y el gatito revivido empezó a moverse por la habitación. “El animal saltó con ímpetu hasta que al final se derrumbó” escribió este médico alemán.
¿Realmente lo consiguió? Todos los historiadores de la ciencia piensan que se inventó los resultados: si a un vertebrado le quitas el cerebro y la médula espinal, por mucha corriente eléctrica que uses no consigues que se ponga bailar por la habitación. Weinhold contó en su libro lo que le hubiera gustado ver, no lo que realmente sucedió.