Muy Interesante

Los sibaritas tienen fama de percibir una variedad de sabores mucho mayor porque disponen de un número más alto de papilas gustativas en sus lenguas. De hecho, algunas personas pueden llegar a tener hasta tres veces más. Pero, al margen de esta cualidad que poseen unos pocos, no debemos desdeñar la capacidad de ampliar el abanico de olores y sabores que componen nuestra alimentación y, sobre todo, la de nuestros hijos. Cuanto mayor sea el número de estímulos que reciben a través del gusto, mayor será la cantidad de nuevas conexiones neuronales. Además, una amplia oferta de alimentos cuando son pequeños les ayuda en la edad adulta a seguir una dieta variada y completa. El sentido del gusto puede educarse desde una edad muy temprana, invitando al niño a probar diminutas cantidades de guisos y comidas que pondremos en la punta de su lengua. Debe hacerse de manera divertida, para que el niño asocie la comida al placer. Además, debe realizarse con cuidado para que una temperatura inadecuada, un atragantamiento o cualquier otro incidente no le frene la próxima ocasión en que intentemos repetir la experiencia.

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