Muy Interesante

The Witcher ¿en libro, videojuego o serie?

Hacemos una comparativa de las aventuras de Geralt de Rivia y el mundo de The Witcher en los libros, los videojuegos o la serie.

Geralt de Rivia es un brujo, un paria sometido a mutágenos que le otorgaron habilidades extraordinarias y entrenado desde niño en combate para convertirse en un experto cazador de monstruos. Su vida es un constante viaje y vagabundeo en el que se gana la vida enfrentándose a lo que ningún otro hombre puede enfrentarse e intentando no meterse en las maquinaciones de un mundo que se pierde en la oscuridad. Con este personaje clásico con pinceladas de antihéroe nace la llamada Saga del brujo, una serie de novelas de fantasía escritas por el polaco Andrzej Sapkowski que ha dado lugar a series, cómics, videojuegos y un fandom cada vez más volcado en seguir las aventuras del Lobo Blanco.
Aunque los libros de Sapkowski fueron muy bien recibidos en Polonia y el este de Europa no tuvieron una inmensa repercusión en su momento (aun cuando llegaron a tener su propia serie de televisión en 2001). El punto de inflexión llegó en 2007, cuando la desarrolladora de videojuegos CD Projekt Red lanzó el primer título de The Witcher, que daría paso a una trilogía en la que cada entrega tuvo más éxito que la anterior. El producto más reciente es la superproducción que la plataforma de streaming Netflix ha creado y que se ha estrenado a nivel mundial el 20 de diciembre de 2019.
Con tantos medios y formatos distintos a través de los que conocer a Geralt de Rivia y compañía uno puede tener dudas de por dónde empezar. ¿Son mejores los libros, los videojuegos o la serie? Eso pretendemos aclarar en este artículo (y sin spoilers).
Imagen: Alamut.

Libro El último deseoImagen: Alamut.

‘La saga del brujo’, de Andrzej Sapkowski

Empecemos hablando por lo que debe ser considerado como el material original del que provienen el resto de productos: los libros.
La Saga del brujo de Sapkowski está formada por siete libros principales (El último deseo, La espada del destino, La sangre de los elfos, Tiempo de odio, Bautismo de fuego, La torre de la golondrina y La dama del lago) y una precuela (Estación de tormentas) que narra historias independientes dentro del mismo universo que el resto de libros y con algunos personajes relacionados o en común.
El autor comienza su historia como un recopilatorio de relatos breves en los que seguimos a Geralt de Rivia durante sus viajes como brujo y vamos conociendo a los personajes que irán convirtiéndose en imprescindibles, pero conforme la trama avanza los libros van ganando cohesión y se convierten en una narración más tradicional y que se centra en la lucha de Geralt por cumplir su destino. Esta primera estructura dividida en relatos independientes hizo que, durante años, se creyera que Sapkowski fue construyendo su saga sobre la marcha y que no tenía planeado crear una única rama central en la historia (lo cual ha sido desmentido por el propio autor).
Precisamente es esta forma de enlazar historias sin un orden aparente y de cómo cambian los escenarios, personajes y conflictos de una para otra lo que hace de los primeros libros una narración trepidante que engancha con facilidad y establece los pilares más importantes de la saga y del protagonista. La faceta de vagabundo y mercenario de Geralt y su predisposición a tomar partido en disputas y cuestiones que solo le afectan de forma tangencial se hacen casi palpables con estos relatos, que funcionan especialmente bien en El último deseo y La espada del destino. Una vez se presenta a Cirilla, la co-protagonista, todos los senderos empiezan a redirigirse en un único camino y la historia empieza a tener altibajos según el momento de los libros por el que se pase. Aunque la trama resulta completa y satisfactoria y Sapkowski nos regala algunos momentazos inolvidables en el periplo de Ciri o la incansable búsqueda de Geralt, la saga pierde fuelle a partir de la cuarta entrega y se empieza a hacer notar una cierta desviación del ritmo al que nos tenía acostumbrados en los primeros tomos.
Incluso con este detalle, que se hace notar más si miramos cada entrega de forma individual, la saga sigue siendo un producto literario redondo que funciona y merece la pena terminar para poder verlo con cierta perspectiva. El estilo de Sapkowski es una maravilla, con sus descripciones al detalle y plagadas de metáforas tan ingeniosas como agradables, sus diálogos chispeantes y su uso de la tensión y la acción en el que los crescendos llegan en el momento en el que tienen que llegar. A su manera, recuerda un poco a Tolkien en una excesiva extensión en algunas de las descripciones, su adaptación del paisaje europeo a su mundo y en sus claras referencias a mitologías europeas, cuentos populares y relatos míticos (como las leyendas artúricas). Por su parte, uno de los puntos fuertes de Sapkowski es que los capítulos se leen desde puntos de vista muy dispares y que no siempre son los de los protagonistas, aportando agilidad a la lectura y añadiendo un interesante aspecto social ya que no es lo mismo saber lo que piensa un duque que un labriego.
Imagen: CD Projekt Red.

The Witcher III: Wild HuntImagen: CD Projekt Red.

La trilogía de ‘The Witcher’, de CD Projekt Red

Como comentábamos antes, las historias de Sapkowski fueron bastante conocidas en Polonia y alrededores pero no tanto en el resto del mundo. Esto hizo que fuera CD Projekt Red, una empresa polaca fundada en 1994, la que se interesara en adaptar el universo de Geralt de Rivia al mundo de los videojuegos. Así surgió The Witcher (2007) y, tras su éxito, The Witcher II: Assassins of Kings (2011) y The Witcher III: Wild Hunt (2015); una trilogía de juegos RPG que vamos a analizar desde la perspectiva de su respeto a los libros y su valor como videojuego.
Queremos reconocer el hecho de que, cuando ideó los juegos, CD Projekt fue muy inteligente al situarlos después de los libros. El final que concede Sapkowski a su saga queda lo bastante abierto como para que pueda existir una continuación y así los desarrolladores conseguían el mundo, los personajes y el encanto de la historia original pero con una libertad creativa casi total y sin tener que supeditar el desarrollo del juego a los libros. Además, en el primer juego Geralt tiene amnesia por lo que quienes no hubieran leído nada con anterioridad podrían disfrutar de la experiencia sin ningún problema.
La trilogía abraza el estilo literario de Sapkowski y lo traslada al videojuego, cuidando las situaciones y diálogos presentados hasta construir tres títulos en los que se ve fácilmente el cuidado y mimo que se ha puesto en ellos. CD Projekt capta la actitud y forma de ser de los personajes principales y realiza un retrato fotográfico de Geralt de Rivia que va desde su estilo de lucha felino hasta su mal genio, su brújula moral, su vida de vagabundo o sus contratos de brujo. La trilogía de juegos se convierte en una continuación perfecta para los libros de Andrzej Sapkowski, ese producto en el que unos fans deciden continuar la historia que ya ha tenido final y que resulta encajar tan bien como una nueva pieza del puzle.
Si ahora lo miramos desde el punto de vista de un gamer, los juegos de CD Projekt Red ofrecen una experiencia de RPG muy completa. Cada entrega mantiene el mismo espíritu intacto (ese que saca directamente de los libros) pero se actualiza con unas mecánicas más completas, gráficos mejores y todo aquello que la tecnología del momento les permitía. Cada juego hila adecuadamente con el anterior y con el siguiente, creando una historia bien estructurada que se disfruta como una buena narración con mucho lore para quien no conoce los libros y una última aventura a lo grande para aquellos que sí los hayan leído.
El sistema de combate basado en bloqueos y fintas y lo importante que resulta prepararse antes de una batalla con pociones y bombas salen directamente del entrenamiento de brujo y son parte fundamental para superar algunas de las partes más difíciles de los títulos. Si The Witcher preparó el terreno y Assassins of Kings lo puso bajo los focos, The Wild Hunt fue el pináculo de la trilogía con un inmenso mundo abierto y un punto y final a una historia de calidad que retomaba elementos muy importantes de los libros, cerrando el uróboros y dejando que la serpiente muerda su propia cola.
Imagen: Netflix.

The Witcher de NetflixImagen: Netflix.

La serie ‘The Witcher’, de Netflix

El último caso que nos ocupa es también el más reciente y puede que el más complicado, ya que el número de seguidores del brujo Geralt ha aumentado tanto en su versión de papel como en los videojuegos. El público conoce la historia y puede ser mucho más crítico con los resultados conseguidos por la plataforma de streaming. Solo podemos opinar de la primera temporada (formada por 8 capítulos), por lo que intentaremos ser cautos y dejando margen al futuro de la serie.
Netflix ha querido apostar por una adaptación de los libros y, teniendo en cuenta que los primeros libros están formados por historias independientes parece una muy buena opción, ya que resulta mucho más sencillo adaptar un relato breve a un capítulo de 50 minutos que dividir una historia lineal en ocho partes y que todas sean interesantes. Centrándose en los dos primeros libros (el primero centrado en Geralt y el segundo con la presentación de Ciri), Netflix ha hecho una muy buena selección de qué historias contar para introducir a los personajes y que sean los suficientemente variaditas como para que el espectador pueda conocer a Geralt y su particular visión del deber y la justicia. Además, seguiremos muy de cerca a la hechicera Yennefer y a la joven princesa Cirilla, cuya infancia queda apenas bosquejada en los libros (lo que es aprovechado por los guionistas para profundizar más en ellas).
Esta “santísima trinidad” termina bastante bien tanto por sus arcos argumentales como por los actores que los interpretan. Anya Chalotra y Freya Allan brillan como Yennefer y Ciri respectivamente y aunque Henry Cavill resulta un poco chocante al principio por su imponente físico y tamaño, acaba por adaptarse a la piel del personaje y convence como Lobo Blanco. Del resto del reparto hay que destacar a Joey Batey y su divertida interpretación del bardo Jaskier (además del temazo 'Toss a coin to your witcher').
La serie, hasta los dos últimos capítulos, se desarrolla con un muy buen ritmo que siempre te deja con ganas de ver el siguiente capítulo, la ambientación está cuidada y consigue meter al espectador en la pantalla y tanto las criaturas creadas digitalmente como los combates y duelos de espada son impresionantes, con muy buena calidad y un estilo que intenta separarse de lo mostrado por otras series de fantasía recientes. En el otro lado de la balanza, como principal queja, tenemos a los nilfgaardianos; esa especie de Sacro Imperio Romano que intenta conquistar los reinos del norte y que son representados como unos antagonistas demasiado obvios que desentonan incluso en el diseño de las armas y armaduras que portan.

“La espada del destino tiene dos filos…”

Andrzej Sapkowski comenzó algo extraordinario en 1992 al crear un mundo tan atractivo que puede ser llevado a distintos formatos y seguir logrando buenos resultados. Una historia con tintes clásicos que bebe de los grandes del género de la fantasía pero se adapta al estilo del autor y a un tono adulto y descarnado.
La Saga del brujo debería ser el punto de partida para cualquier fan, ya que tanto la serie como los videojuegos parten de él y se disfrutan más si se ven como una secuela o una adaptación. Además, si uno decide quedarse en los libros y no ir más allá se encontrará con una saga de calidad que, viéndola como un todo, merece la pena leer y releer.
Los videojuegos son un producto de entretenimiento 100% recomendable que, por mucho que podamos decir de ellos, no hay mejor forma de disfrutarlos que jugándolos y perdiéndose en el mundo virtual que crean.
La serie apenas está empezando pero por el momento lo ha hecho con muy buen pie. Cuando se anunció se dijo que sería la nueva Juego de Tronos y, teniendo en cuenta cómo avanzan los libros y qué pasó con la producción de HBO, puede que eso no sea algo bueno. Igual que Juego de Tronos y los libros de Sapkowski, es posible que la serie de The Witcher pierda agilidad y frescura conforme avance, teniendo que ser aún más selectivos con el contenido que muestran y como lo hacen. Pero eso solo lo podremos saber una vez conozcamos qué caminos toma.
La espada del destino tiene dos filos, y nadie los maneja mejor que el brujo Geralt de Rivia, el Lobo Blanco. Sea en las páginas, con un mando en la mano o a través de una pantalla, disfrutemos de su historia y cantemos sus hazañas.

La ventana a un mundo en constante cambio

Muy Interesante

Recibe nuestra revista en tu casa desde 39 euros al año

Suscríbete
Suscripciones a Muy Interesante
tracking