Mini se pasa a la movilidad eléctrica
El primer modelo Mini 100% eléctrico, el Cooper SE, entrega 184 CV de potencia, tiene cerca de 235 kilómetros de autonomía y sale desde 33 950 euros.
La transición a la propulsión eléctrica cuenta con la implicación de todos los fabricantes de automóvil, ya sea por conciencia medioambiental o por el cumplimiento de las normativas comunitarias. Mini no es ajena a esta situación, por clásica y deportiva que sea su esencia como marca. Desde que se presentara el Mini Electric Concept en 2017, que llegara el modelo de producción era cuestión de tiempo y 2020 es el año marcado para el inicio de esta nueva era. No sabemos hasta qué punto afectará el coronavirus a las estrategias planteadas por los fabricantes de automóviles pero esta vuelta al sol debía marcar un antes y el después en su oferta motriz. La firma británica parecía estar lista con la presentación del nuevo Mini Cooper SE, su primer modelo 100% eléctrico con 184 CV de potencia y cerca de 235 kilómetros de autonomía. El precio de estas variantes no es apto para cualquier bolsillo ya que sale desde 33 950 euros.
Mini no ha desarrollado una plataforma exclusiva para su versión eléctrica, utiliza la misma arquitectura que el Mini 3 puertas de combustión tradicional. Los elementos de esta propulsión cero emisiones se han adaptado, utilizando el espacio del motor térmico para el eléctrico y el espacio bajo el piso para las baterías. Este reciclaje industrial da como resultado un Mini Cooper SE muy similar a sus hermanos más ‘contaminantes’. Su diseño, por tanto, sigue siendo familiar y la habitabilidad interior es idéntica, con 211 litros de capacidad de maletero.
Como miembro de la familia BMW, el Mini Cooper SE comparte propulsor con el BMW i3S. Un motor que se nutre de una batería de iones de litio de 32,6 kWh, con un consumo (ciclo WLTP) de 13,2 kWh/100 kilómetros y una autonomía homologada de 235 kilómetros. Cualquiera podría pensar que no son datos destacables y no estaría equivocado. Existen alternativas, más económicas, que son capaces de llegar más lejos con una sola carga, pero Mini tiene su propia razón de ser. Sus argumentos residen en la calidad y la experiencia premium de su conducción, que empieza desde el momento que lo ves hasta que lo dejas aparcado en tu garaje. Una sensación de pertenencia que pocas firmas del automóvil pueden ofrecer.

Identificar al Mini Cooper SE no será complicado, pese a desarrollarse sobre la misma plataforma del 3 puertas convencional. El elemento más característico es su frontal, con una calandra cerrada y el emblema situado al lado izquierdo. Los eléctricos no necesitan tanta refrigeración y la ausencia de parrilla mejora su aerodinámica, un elemento clave para la eficiencia.

Las llantas son otro de los aspectos utilizados para reducir la resistencia al aire, por ese motivo los eléctricos han recuperado los diseños carenados. Estas piezas nos dejarán una anécdota curiosa para la historia de este modelo y está relacionada con la COVID-19. Uno de los diseños de llanta de 17 pulgadas se llamaba Corona y, obviamente, la firma ha sustituido esta nombre por el de Power Spoke.

Los tubos de escape tampoco tienen sentido en un eléctrico. El Mini Cooper SE renuncia a ese elemento y prioriza el diseño aerodinámico del paragolpes. En el portón trasero volvemos a encontrar el logo que lo identifica como variante eléctrica.

Muchas firmas han optado por los colores azul o verde para sus modelos eléctricos. Mini, como no podía ser de otra forma, hace su propio camino con la elección del color Amarillo Energético. Este tono lo podremos encontrar en las franjas horizontales de la parrilla, los logos, las llantas, los retrovisores e incluso en elementos del habitáculo.

El Mini Cooper SE es unos milímetros más largo y bajo que la versión tres puertas. Sus cotas finales son de: 4,84 metros de largo por 1,72 de ancho y 1,43 de alto, con una distancia entre ejes de 2,49 metros. Eso sí, la habitabilidad es la misma y comparten los 211 litros de capacidad del maletero.

La batería de iones de litio tiene una capacidad bruta de 32,6 kWh y se sitúa bajo el piso en forma de T, para no afectar al espacio del interior. Su colocación supone un aumento del peso en 145 kilos y, para contrarrestarlo, han elevado la suspensión en 18 milímetros. De todas maneras, el centro de gravedad del SE es 30 milímetros más bajo que el de un Cooper S normal.

Estas baterías nutren al motor eléctrico síncrono de 135 kW (184 CV) y 270 Nm de par. Acelera de 0 a 100 km/h en 7,3 segundos y alcanza los 150 kilómetros de velocidad punta. Son prestaciones bastante buenas pero se ven afectadas por la escasa autonomía de 230 kilómetros.

El Mini Cooper SE está pensado para el uso urbano, de ahí que su autonomía no sea un punto flaco determinante. Su consumo oficial es de 13,2 kWh/100 km, un dato fácil de alcanzar en ámbito urbano lento pero que rápidamente se eleva en una circulación fluida.

Los eléctricos son variantes recomendables para aquellos que puedan tener un enchufe trifásico en casa, sea cual sea el modelo. En un Wallbox de 11 kW puedes conseguir el 80% de la carga en tan solo dos horas y media, alcanzando el 100% en una hora más. Si lo enchufas a una toma de corriente rápida de 50 kW (el máximo que admite), cargarás el 80% en tan solo 35 minutos.

El Cooper SE cuenta con los modos de conducción Sport, Mid, Green y Green+. Todos afectan directamente a la entrega de potencia y par del motor eléctrico. El Green+ limita los sistemas de confort para conservar autonomía. Además, existen dos niveles de recuperación de energía.

El nivel de equipamiento de los Mini es digno de un vehículo premium y su precio. La pantalla central de 6,5 pulgadas (de serie) se combina con la instrumentación específica digital de 5,5 pulgadas. Su oferta comercial se divide en cuatro acabados: S, M, L y XL. El modelo de acceso llega con luces LED, climatizador bi-zona con calefacción programable y todas las funciones de conectividad con Apple CarPlay.

El Mini Cooper SE con acabado S tiene un precio de salida de 33 950 euros pero la lista de extras es casi infinita. El nivel de acabado superior es el XL, con un precio de 41000 euros y algún que otro opcional interesante. El Cooper SE es uno de los más caros de su segmento.