
El Sportage da el salto definitivo
La firma coreana completa la ofensiva en Europa con el lanzamiento de una nueva generación del Kia Sportage, con nueva imagen y la opción híbrida enchufable.
Hace tiempo que las firmas coreanas perdieron la vergüenza en el viejo continente. Quieren conquistar al público europeo y van con todas. Ejemplo de ello es el lanzamiento de la nueva generación del Kia Sportage, un todocamino de tamaño medio que ha cambiado por completo tanto estéticamente como de intenciones en el mercado. Ya no se conforma con enamorar por su coherencia y relación calidad-precio, ahora lo harán desde el primer momento. Eso sí, con un diseño arriesgado y rompedor cuanto menos. Su rival más directo lo tiene en casa vecina, con el Hyundai Tucson, pero también está listo para plantar cara ante el Seat Ateca, Peugeot 3008 y muchos otros. Lo hará con una oferta motriz interesante, que contará con propulsores gasolina, diésel, híbridos convencionales y una variante híbrida enchufable de 265 CV. Todavía no tenemos los precios de la gama pero podemos contaros muchas novedades.
El Kia Sportage llegará en 2022 y lo hará sobre la plataforma N3 del grupo Hyundai, de ahí que el Tucson sea su competencia directa. Esta arquitectura es más rígida y tiene 10 milímetros más de distancia entre ejes, por lo que se espera un habitáculo más amplio para las plazas traseras y un maletero de tamaño considerable. Sin embargo, la diferencia sustancial frente al modelo de 2018, su última actualización, es la estética. Ya lo hemos visto con novedades como el EV6 pero el lenguaje de diseño de la era Kia es muy especial. Algunos podrían decir que tiene demasiadas formas, volúmenes y aristas. Otros se habrán prendado del Kia Sportage al momento. Suele suceder con coches transgresores, o gustan o se odian.
Los cambios no se quedan únicamente en el exterior, también afectan al salpicadero y el equipamiento. Vemos dos pantallas de 12,3 pulgadas panorámicas e integradas, tal como marcó Mercedes-Benz en su momento con el Clase A. Pese al salto digital, Kia mantiene la botonería clásica en la consola central y en la climatización, detalle que se agradece a la hora de circular y supone un plus de seguridad. Durante la presentación pudimos subirnos al futuro Sportage y estás son nuestras primeras sensaciones en una galería.

Quien no arriesga no gana, y Kia ha apostado por ese mantra. El Sportage se actualizó por última vez en 2018, de modo que no estábamos ante un modelo antiguo. Sin embargo, las líneas no respondían al nuevo lenguaje de diseño de la firma, que ha apostado por las aristas y la incorporación de blisters por toda la carrocería.

Mantiene unas cotas que lo encasillan como SUV del segmento C, con 4,51 metros de largo por 1,86 m de ancho y 1,64 m de alto. Su distancia entre ejes, de 2,68 metros, ha crecido 10 milímetros. La amplitud de las plazas traseras, y el espacio para las piernas, se deben a esta evolución.

El morro del Kia Sportage 2022 tiene tanta información que cuesta desgranarla. Para empezar, parece dividido en tres bloques, empezando por las falsas entradas de aire superiores, justo por debajo del nuevo logo central. Este elemento decorativo no tiene una función de refrigeración como tal pero incrementa notablemente la altura del frontal.

La calandra central es descomunal, manteniendo la forma de ‘Tiger Nose’ que se repite en Kia desde hace años. El tramado de nido de abeja del acabado GT-line es de gran tamaño, así como los grupos ópticos. La luz diurna, en forma de boomerang, separa los pilotos de tecnología LED.

Todo lo agresivo del frontal parece calmarse en su silueta, de cintura muy elevada y ascenso pronunciado en el pilar C. En este elemento encontramos un escalón en el marco cromado de la puerta, que termina por convertirse en un detalle decorativo de un pequeño alerón. El paso de rueda está pintado en el mismo color de la carrocería, que puede ser bitono con el techo.

El EV6 era una pista sobre lo que estaba por llegar en el Sportage. De un modo más tímido, han seguido la línea para los grupos ópticos traseros en forma de flecha que se acaban uniendo visualmente mediante una franja en el centro del portón. El nuevo logotipo luce más grande aquí y el paragolpes también es del color del coche.

El salto cualitativo exterior se confirma en el interior, con un habitáculo transformado y digital. El protagonismo en el salpicadero lo tienen las dos pantallas de 12,3 pulgadas, integradas de forma que parecen una sola panorámica. El volante, de diámetro fino y plano por debajo, contiene algunos mandos táctiles. Por suerte, la botonería clásica no se ha descartado en la consola central y climatización.

El Kia Sportage se fabricará sobre la arquitectura N3 del grupo Hyundai, que es más ligera y rígida que la anterior. Con ella ganamos espacio para las plazas traseras, pese a que hay dos centímetros menos para los hombros. Existen pocos SUV C que puedan ganarle en este sentido.

El maletero de 591 litros de capacidad, ampliables a 1 780 litros, es una de sus grandes bazas. Es de los más grandes del segmento y se puede aprovechar muy bien gracias a su acceso y formas cuadradas. En el piso inferior existen algunos compartimentos para dejar, por ejemplo, el cable del enchufe de los PHEV.

El único propulsor térmico de la gama es el diésel 1.6 de 115 CV de potencia, dado que el de 136 CV llegará con sistema de hibridación ligera. Una tecnología que montarán todos los gasolina 1.6 T-GDI (MHEV) de 150 y 179 CV (más adelante), además del híbrido convencional de 230 CV. Todos ellos con distintivo ECO.

El modelo más singular de la oferta comercial es el Sportage PHEV. Su tecnología híbrida enchufable se completa con un bloque gasolina de 179 CV y 265 Nm de par máximo combinado con un eléctrico de 91 CV y 304 Nm de par. La batería, de 13,8 kWh, se cargará en una toma de 3,7 kW en poco menos de 4 horas.

Todavía no tenemos toda la información del Sportage, excepto de las variantes electrificadas serán de tracción total. El precio deberemos esperar para tenerlo, del mismo modo que las primeras impresiones de conducción. Sin duda será un rival a tener en cuenta.