Exposición de autómatas

Entre las 13 piezas de la exposición salmantina destacan muñecas como la Española tocando la pandereta. Mientras suena la melodía de la ópera cómica François les bas bleus, esta autómata gira el cuello a un lado y otro, mueve los brazos y agita la pandereta haciendo sonar unos cascabeles.
La construcción de autómatas, precursores de los modernos robots, comenzó hace varios milenios. Los primeros ejemplos de estos muñecos con movimiento se registraron en la antigua Etiopía. En el año 1500 a. C., Amenhotep construyó una estatua de Memon, rey de Etiopía, que emitía sonidos cuando la iluminan los rayos del sol al amanecer, imponiendo respecto a cuántos la contemplaban. Más tarde, en el 500 a. C., King-su Tse inventó en China una urraca voladora de madera y bambú, y un caballo de madera que saltaba. En el año 62, el ingeniero griego Herón de Alejandría describió múltiples aparatos en su libro Los autómatas, entre ellos aves que volaban, gorjeaban y bebían, o estatuas que servían el vino. Y en el Imperio Romano existía la costumbre de poner en marcha juguetes automáticos para deleitar a las visitas.