9 obras geniales de Roy Lichtenstein
Este pintor y escultor fue uno de los máximos representantes del pop art, que empezó a triunfar a partir de los años 60. Puedes disfrutar en esta fotogalería de sus mejores creaciones.

Roy Fox Lichtenstein (1923-1997) fue uno de los máximos exponentes del pop art americano. Desde sus facetas de pintor, escultor y artista gráfico, en sus obras representó temas de la vida cotidiana y la sociedad de consumo. La mayor parte de su trabajo se concentró en la crítica del mundo contemporáneo, a través de pintadas con colores primarios.
Tras haber experimentado con el expresionismo abstracto y más tarde con el cubismo y el constructivismo, en 1961 comenzó a realizar las obras que acabarían por definir su producción artística: la pintura pop, inspirada en la nueva sociedad de Estados Unidos. No debemos olvidar que el neoyorquino fue protagonista de famosas esculturas, eso sí, ya en los últimos años de su vida. En lo referido a su personalidad, se dice que era tímido y que nunca quiso presumir del gran éxito que sus creaciones despertaban en esos años.

Esta colorida pintura, realizada por el artista norteamericano en 1963, tiene como título original Kiss II. La obra es una muestra más del estilo de Lichtenstein, que amplía imágenes extraídas del cómic. Como dato curioso, en 1990 El beso fue vendido en una casa de subastas al propietario de una galería japonesa por seis millones de dólares.

Esta escultura, de 1996 y que puede encontrarse en el patio del Edifio Nouvelle del Museo Reina Sofía en Madrid, es una pieza más de la colección Brushstrokes de Roy Lichtenstein, una serie de pinturas y esculturas de brochazos de colores que el artista comparó en una de sus entrevistas con “lonchas de bacon”.

Realizada en 1961 y de gran tamaño, este óleo sobre lienzo de trazos dubitativos significó mucho para Lichtenstein, ya que con él tuvo lugar la ruptura con lo que había creado hasta ese momento. Sin embargo, años más tarde, cuando parecía estar totalmente asentado en el pop art y la producción masiva, el pintor se fue distanciando de la realidad, volviendo poco a poco hacia la abstracción con obras como Figuras en un paisaje (1977).

Considerada por los críticos del arte como una de las obras más importantes del artista, esta pintura fue creada a partir de imágenes de cómics de guerra. El panel de la izquierda muestra un avión lanzando un cohete; si se observa el de la derecha, podemos ver cómo impacta a un segundo avión que arde en llamas. Whaam! es en ocasiones encasillado en el mismo género de anti-guerra que el Guernica de Picasso. Las creaciones con expresiones textuales como título pronto se convertirían en una marca del trabajo de Roy Lichtenstein, como se puede comprobar en Bratatat! yVaroom!

Si por algo destacó Lichtenstein fue por su afán por romper con lo convencionalmente establecido, creando cómics y motivos simples que más bien parecían una burla. Este cuadro, creado en 1961, es un claro ejemplo, junto a Pelota de golf o Radio, entre otros. Se trataba de dibujar la realidad tal como venía dada, sin demasiados adornos ni abstracción. Aunque esa postura no la mantendría por mucho tiempo.

En los setenta, ochenta y noventa el artista estadounidense se deja influir por el cubismo, el expresionismo y el surrealismo. Los críticos a menudo han calificado como “frías” las obras de Lichtenstein, ya que ponía cierta meticulosidad en el diseño y las composiciones quedaban casi mecánicas.

En esta obra, ubicada en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, Lichtensteinjuega con un cromatismo de colores primarios que, unido a la simpleza de líneas y curvas, muestra la clara intención del autor de huir dellenguaje del expresionismo abstracto y dejar atrás la reproducción mecánica del cómic, para dar paso al trabajo manual del pintor. Lichtenstein siempre buceaba en busca de la imagen clara y contundente, que el espectador pudiera reconocer al instante.

Esta llamativa obra de arte, -tanto por sus colores como por su tamaño (15 metros de altura)-, no pasa desapercibida en la Ciudad Condal. Perteneciente a su colección Brushstrokes (Pinceladas), la escultura rinde homenaje a la urbe que iba a acoger los Juegos Olímpicos de 1992 y a su mejor arquitecto, Antonio Gaudí, como puede comprobarse al observar su forma excéntrica.

Rojo, negro, amarillo y azul eran los colores preferidos de Lichtenstein, con los que conseguía captar a la perfección las modas y acontecimientos de la época. El relleno de la cara, muy característico en sus creaciones, lo consiguió con la conocida técnica de los puntos benday, con el objetivo de representar las variaciones cromáticas de una forma muy esquemática. A principios de los 60, este proceso de impresión industrial sólo era utilizado por los dibujantes de cómics, ya que así ahorraban dinero en colorar los dibujos, pero él la adaptó a su pintura, al tiempo que comenzaba su etapa del pop art.