Usamos esta definición para describir una negociación complicada o una acción o empresa difícil de conseguir, desagradable y a veces infructuosa. Viene de una
costumbre antigua de emplear la piel de los gatos callejeros y salvajes para hacer pellizas y abrigos, y de la dificultad de capturar al susodicho animal para "convencerle" de que se deje despellejar.