Chicos y chicas

Sin embargo, a partir de 2001 y para evitar connotaciones irónicas del femenino en determinados ámbitos, la Academia decidió admitir también el uso de la forma en masculino para designar el femenino, es decir, que volvía a ser correcto decir ?Julia es médico? o ?Ana, arquitecto?. A estas alturas, expertos ?y expertas? coinciden en recomendar siempre el uso del femenino cuando la profesión la ejerza una mujer, para que las connotaciones negativas desapa rezcan por mero hábito. De modo que a partir de hoy: vicepresidenta, cancillera, fontanera, filósofa, música, soldada o árbitra.