Un telescopio gigante para la Luna

Chen sabe bien de lo que habla. Hace poco llevó a cabo un experimento en el que mezcló pequeñas cantidades de nanotubos de carbono y adhesivos epoxis con roca machacada de composición similar al polvo lunar. El resultado fue un material muy resistente, con la misma consistencia del hormigón, que, según demostró a continuación, podría usarse para hacer cristales con forma parabólica. "Después, todo lo que necesitamos es cubrir el espejo con una pequeña cantidad de aluminio y, voilà, tenemos un telescopio reflexivo", explica Chen. Su técnica podría usarse a gran escala en la Luna para construir lentes telescópicas de hasta 50 metros de diámetro, según sugería la semana pasada en la última reunión de la Sociedad Americana de Astronomía.
Las capacidades de un aparato de estas dimensiones en nuestro satélite desbordan la imaginación de los propios científicos. Con una plataforma estable y sin atmósfera o luces que perturben la visión, el telescopio podría detectar fácilmente nuevos planetas extrasolares, identificar sus océanos y continentes, estudiar galaxias lejanas y ayudar a reconstruir la historia del Universo, entre otras cosas.