
Mucho antes de que el primer ser vivo apareciera sobre la faz de la Tierra, ésta ya estaba repleta de
diamantes. Una nueva investigación alemana acaba de demostrar que, en presencia de hidrógeno, estas
piedras preciosas hechas de carbono pueden crear
finas capas de agua en su superficie. Y que, además, gracias a su
conductividad eléctrica, en la superficie de los diamantes hidrogenados las moléculas primitivas pudieron reaccionar y ensamblarse con otras para formar los
polímeros complejos necesarios para la vida.
Según Andrei Sommer, Dan Zhu y Hand-Joerg Fecht, de la Universidad de Ulm, de momento los diamantes se perfilan como plataforma más idónea para el origen de las primeras formas de vida. Sus experimentos se publican en la revista
Crystal Growth & Design.