
La reconstrucción del pie completo de uno de los
Homo floresiensis que habitó la Isla de Flores hace 18.000 años ha permitido al antropólogo William Jungers llegar a la conclusión de que el
pie del Hobbit era extremadamente grande para su corta estatura (aproximadamente 1 metro). "Sería como una niña calzando los zapatos de su madre", bromea el investigador, que ha presentado su trabajo en la última reunión de la Asociación Americana de Antropólogos Físicos. Eso hacía que el pequeño humanoide caminara de forma similar a cómo lo haría un payaso. Además, parece que su peculiar anatomía le obligaba a desplazarse con cierta
lentitud. "Nunca habría ganado la maratón", asegura Junger.
Su trabajo también demuestra que las proporciones de los
dedos del Hombre de Flores eran similares a los de homínidos más primitivos como el
Australopithecus, con el pulgar más corto que el resto. Sin embargo, la forma de los dedos sí recuerda mucho a la del hombre moderno.
New Scientist (
www.newscientist.com )