Analizan la variabilidad climática entre los dos hemisferios en el último milenio
Que el clima sea cambiante no es nuevo, pero la precisión actual de las predicciones está alterando nuestro conocimiento del tema. Un estudio dirigido por el meteorólogo suizo Raphael Neukom en el que han participado científicos de todo el mundo ha analizado la variabilidad climatológica entre los dos hemisferios.
Que el clima sea cambiante no es nuevo, pero la precisión actual de las predicciones está alterando nuestro conocimiento del tema. Un estudio dirigido por el meteorólogo suizo Raphael Neukom en el que han participado científicos de todo el mundo ha analizado la variabilidad climatológica entre los dos hemisferios, a base de comparar numerosos datos. En él se ve que aunque se presuponía una similitud en los procesos de circulación atmosférica entre los dos hemisferios, el hemisferio sur no tiene la misma dinámica interna que el norte. Entre otros valores, se analizaron más de 300 estudios sobre la evolución de la anchura de los anillos de los árboles patagónicos, diversos registros marinos, los sedimentos acumulados en el fondo de lagos, restos de hielo de la Antártida, arrecifes de coral y variada documentación histórica, como bitácoras de barcos de la época colonial.
Toda esta información permitió a los investigadores deducir que los modelos previos sobrevaloraban la sincronía entre ambos hemisferios al subestimar la influencia de la dinámica océano-atmósfera, un factor determinante en el hemisferio sur.Ignacio Mundo y Ricardo Villalba, dos investigadores argentinos que participaron en el trabajo, analizaron la anchura de los anillos arbóreos de la Patagonia: “Los árboles, como todos los seres vivos, responden a las variaciones del ambiente en el que crecen y se desarrollan. El ancho de los anillos de crecimiento nos permite deducir indirectamente cómo fueron las temperaturas y precipitaciones y a partir de estas secuencias realizar reconstrucciones climáticas incluso de los caudales de los ríos”, explican.
Los árboles crecen más cuando las condiciones ambientales son favorables en función de los requerimientos de la especie, y dedican más de la energía que obtienen de la fotosíntesis en madera. En cambio, cuando las condiciones son más adversas, rigurosas o extremas, aportan menos energía al crecimiento radial. “Comparativamente, hay mayor sincronía en la variabilidad climática de los hemisferios en el último siglo que en el último milenio. Esta similitud de los últimos cien años, visible en los registros de las temperaturas, tiene que ver con la actividad antrópica o humana”, señala Mundo. Las variaciones del sistema meteorológico mundial resultan de las interacciones entre la dinámica interna y específica de cada hemisferio, caracterizada por factores como El Niño o la circulación de los océanos, y de factores externos, como la radicación solar, las erupciones volcánicas que afectan a ambas mitades del planeta y la emisión de gases invernadero por acción del hombre.
Los investigadores señalan que dado que en el pasado la influencia antrópica era menor, la variabilidad propia de cada hemisferio era mayor. “En el trabajo concluimos que la variabilidad climática es básicamente de origen endógeno, lo que explicaría la autonomía relativa de cada hemisferio a lo largo del último milenio. Pero los modelos anteriores sobreestimaron la influencia de los factores externos en la variabilidad climática, lo que repercutió en que la meteorología predictiva era muy sesgada hacia la circulación atmosférica general tomando en cuenta los datos conocidos del norte”, destaca Villalba.
Por su parte, Mundo señala que en los últimos 40 años se dio una tendencia al aumento sostenido de la temperatura tanto en el Norte como en el Sur, lo cual se puede apreciar con más detalle ahora, aunque ya desde comienzos del siglo pasado había una tendencia marcada en este sentido, relacionada con el proceso de industrialización a escala global.