Siguiendo al pie de la letra la expresión en latín clásico 'Mens sana in corpore sano' (Una mente sana en un cuerpo sano), muchos científicos a lo largo de la historia han encontrado en el deporte una buena herramienta para equilibrar las interminables horas de investigación.
El cerebro y la fuerza física nunca han sido enemigos; de hecho, algunos de los científicos más talentosos de todos los tiempos también fueron atletas dedicados. Y es que tendemos a pensar que las grandes mentes y los deportistas viven en mundos completamente diferentes. Pero esta selección de científicos y científicas demuestran que incluso los geeks pueden ser deportistas.
¿Por qué nos gusta tanto el deporte?
Los deportes nos inspiran a dar lo mejor de nosotros mismos mientras somos testigos de cómo nuestros atletas favoritos logran hazañas que ni siquiera podemos comprender. También nos permiten compartir la euforia del éxito ganado con tanto esfuerzo.
En general, el deporte tiene el poder de unirnos hacia un objetivo común: pueden unir a personas dispares de formas que de otra manera nunca interactuarían. Incluso según una investigación del profesor de psicología deportiva Daniel Wann, de la Murray State University, exponía que identificarse con un equipo deportivo puede tener beneficios legítimos para la salud mental.
En palabras del abogado y activista contra el apartheid y filántropo Nelson Mandela,“El deporte tiene el poder de cambiar el mundo. Tiene el poder de inspirar, tiene el poder de unir a las personas de una manera que pocas otras cosas lo hacen. Habla a los jóvenes en un idioma que entienden. El deporte puede generar esperanza, donde antes solo había desesperación. Es más poderoso que los gobiernos para derribar las barreras raciales. Se ríe ante todo tipo de discriminación ”.
Y no, no existe una única razón por la que muchas personas adoran los deportes. Hay un número infinito de razones y cada una es única para el individuo y sus propias experiencias y expectativas.
Así que cualquiera que sea tu razón para haberte interesado por el deporte, todo el mundo reconoce que es mucho mas que simple ejercicio o juego. Y hoy, recorreremos un lado de la historia poco recordado, aquel que une la ciencia con el deporte.
Edwin Hubble (1889-1953)
Uno de los astrónomos más reputados del siglo XX, Edwin Hubble, era una auténtica figura del deporte en su etapa universitaria. Era un joven atlético, con gran habilidad para actividades deportivas como el béisbol, el baloncesto o el boxeo. Destacó en esta última, alzándose incluso como joven promesa de los pesos pesados. Le propusieron ser boxeador profesional. Sin embargo, decidió dejar los puños de lado y abrazar las estrellas.
Carl Sagan (1934-1996)
El cosmólogo y divulgador científico Carl Sagan sentía adoración por el baloncesto y, al parecer, se le daba bastante bien. Tanto es así que, durante la educación secundaria fue capitán del equipo de baloncesto de su escuela. Y es que Sagan practicaba este deporte desde muy pequeño y le gustaba por dos motivos principales: la competitividad y la diversión.
Santiago Ramón y Cajal (1852-1934)
El Premio Nobel de Medicina español, Santiago Ramón y Cajal, fue culturista. Todo lo relacionado con la fuerza física le atraía de la misma manera que lo hacía la medicina. En su juventud y, tras perder un pulso con un amigo, decidió cambiar su musculatura. Le puso tanto empeño que acabó con una increíble forma física: bíceps y tríceps definidos, una espalda ancha y corpulenta, al igual que sus pectorales y, tal y como escribió él mismo, una “circunferencia torácica que excedía los 112 centímetros”.
Rosalind Franklin (1920-1958)
La verdadera descubridora del ADN, Rosalind Franklin, una mujer lógica, eficiente e inquieta a partes iguales, compitió en un buen abanico de deportes desde muy pequeña. Era toda una atleta. Mientras estudiaba en la Escuela Femenina de San Pablo en Londres (Reino Unido) jugaba al cricket, al hockey, al tenis, y también practicaba ciclismo.
Albert Einstein (1879-1955)
¿Qué hacía una mente maravillosa como la de Albert Einstein cuando no estaba inmerso en la ciencia? Su pasatiempo favorito era caminar. Llevaba esta afición a rajatabla y daba todos los días un paseo de unos 5 kilómetros (ida y vuelta desde su casa a la Universidad de Princeton, EE. UU. donde impartía clases).
Ernest Rutherford (1871-1937)
Al Premio Nobel de Química y padre de la Física Nuclear se le daba muy bien jugar al rugby, lo que le convirtió en una figura popular. Durante su estancia en el Nelson College formó parte del equipo de rugby, consiguiendo una de las diez becas disponibles a nivel nacional para asistir al Canterbury College de Nueva Zelanda. Ya, en épocas posteriores, se aficionó a jugar al golf casi todos los domingos.
Alan Turing (1912-1954)
El padre de la computación y precursor de la inteligencia artificial, Alan Turing, disfrutaba con una prueba de gran exigencia mental y física: corría maratones como medio para desestresarse de sus investigaciones. Fue tan buen atleta (soñaba con representar a Inglaterra en los Juegos Olímpicos) que su mejor marca en un maratón fue de 2 horas 46 minutos y 3 segundos (3' 54" por kilómetro), una gran proeza que lo situó a 11 minutos del ganador de los Juegos Olímpicos de Londres de 1948, el argentino Delfo Cabrera.
Meredith “Flash” Gourdine (1929-1998)
Volvemos a los Juegos Olímpicos. Menos de 3 centímetros separaron al ingeniero, físico y atleta estadounidense Meredith Gourdine de una medalla de oro en los JJOO de 1952 en Helsinki. Apodado adecuadamente 'Flash', competía en sprints, obstáculos y salto de longitud. Fue en esta categoría en la que este científico casi consigue el oro olímpico.
Harald Bohr (1887-1951)
A este matemático danés (hermano pequeño de Niels), que fue una figura clave en el Proyecto Manhattan, le apasionaba el fútbol. Jugaba de centrocampista en la selección danesa y logró que el equipo olímpico de su país consiguiera una medalla de plata en 1908 durante los JJOO de Londres. Se trató de un partido histórico en el que Dinamarca venció a Francia por 17-1. Se hizo tan popular tras este hito, que a la lectura de su tesis acudieron más aficionados al fútbol que matemáticos.
Niels Bohr (1885-1962)
El Premio Nobel de Física, Niels Bohr, también sentía fervor por el 'deporte rey', el fútbol. Durante su etapa universitaria participó en el equipo de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y, junto a su hermano Harald, jugó varios partidos para el club de fútbol Akademisk Boldklub. Su posición en el campo era la portería.
Enrico Fermi (1901-1954)
Enrico Fermi, quien ganó el Premio Nobel de Física en 1938 por su trabajo en isótopos radiactivos, tenía un físico poderoso y era una persona increíblemente competitiva, cualidades que demostraba, por ejemplo, jugando al tenis. Sus oponentes decían que se comportaba “como una bestia” en la cancha de tenis pues jugaba con ferocidad incansable. También practicaba la natación o incluso el alpinismo.
Marie Curie (1867-1934)
La primera mujer en ganar el Premio Nobel también era una gran deportista. En este caso, su pasatiempo favorito era montar en bicicleta. Tal era su interés en el ciclismo, que ella y su marido, Pierre, pasaron su luna de miel (julio de 1985) pedaleando por el norte de Francia. Esta larga travesía no fue algo aislado: ambos recorrían en bici unos 12 kilómetros cada semana para visitar a los padres de Pierre y siempre que podían se movían en dos ruedas por París.
Ivan Pavlov (1849-1936)
El Premio Nobel de Fisiología y Medicina (en 1904) Ivan Pavlov, destacó en el deporte de origen ruso llamado Gorodki (parecido al bowling o los bolos), del que también eran seguidores Leon Tólstoi, Joseph Stalin o el mismísimo emperador Pedro I el Grande. Aparte del Gorodki, también acudía regularmente a un gimnasio de San Petersburgo para mantenerse en forma mientras trabajaba en el Instituto de Medicina Experimental de la Academia de Ciencias de la República Checa.
Preston Cloud (1912-1991)
El deporte tiene mucha ciencia implícita y otra buena prueba de ello es el hombre al que recordamos por cambiar nuestro concepto del origen de la vida en la Tierra. Este famoso biogeólogo y cosmólogo se alistó en la Marina de los Estados Unidos en 1930, y pronto se convertiría en campeón de boxeo amateur de peso gallo de la Pacific Scouting Force.
Buzz Aldrin (1930-)
El ingeniero y astronauta que junto a Neil Armstrong se convirtió en uno de los primeros seres humanos en pisar la Luna, Buzz Aldrin, fue -en su juventud- un entusiasta del fútbol americano. Deportista desde muy niño, jugaba como quarterback en la escuela secundaria e incluso fue saltador de pértiga durante un tiempo, hasta que finalmente entró en el ejército. De carácter disciplinado, Aldrin seguía siempre un programa muy riguroso de ejercicio y alimentación sana.
Charles Darwin (1809 -1882)
El autor de 'El origen de las especies' era un caminante nato. No importaba si llovía o hacía sol, si estaba solo o acompañado; Darwin llevaba a cabo tres caminatas de 45 minutos todos los días de la semana. Lo veía como una parte crucial de su rutina intelectual. Así como los filósofos Kant y Nietzsche paseaban durante horas, Darwin creía que durante estos paseos se estimulaba su creatividad de pensamiento.
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