Capturan la explosión de una estrella muerta
Un equipo internacional de astrónomos ha demostrado que las enanas blancas, las estrellas que atraviesan su última etapa de evolución, pueden reactivarse y estallar.
Un equipo internacional de astrónomos ha demostrado que las enanas blancas, es decir, las estrellas que atraviesan su última etapa de evolución, pueden reactivarse y estallar, lo que constituye la primera prueba de su implicación en las explosiones conocidas como supernovas de tipo Ia. Los científicos constataron, a través del telescopio de rayos gamma Integral, la presencia de elementos radioactivos desintegrándose en el entorno de la estrella moribunda, es decir, el remanente químico de una de estas explosiones.
El telescopio detectó rayos gamma procedentes de núcleos radioactivos creados durante la explosión de una supernova de tipo Ia, resultado de la interacción de una enana blanca con una estrella compañera. Los investigadores no solo hallaron la firma de la desintegración del cobalto, sino que lo hicieron en la cantidad exacta predicha por los modelos, según los cuales, el carbono y el oxígeno de una enana blanca deberían fusionarse, durante la explosión, en níquel radioactivo, que a su vez se desintegraría en cobalto radioactivo y mucho después, en hierro estable.
"Integral es perfectamente capaz de detectar la firma química de la fusión, pero hemos tenido que esperar más de diez años para cazar una supernova cercana, en una oportunidad de las que se presentan una vez en la vida", comentaba uno de los autores del hallazgo. El momento en cuestión se produjo el 21 de enero de 2014, día en que un grupo de estudiantes descubrió una supernova de tipo Ia en la galaxia vecina M82, a tan solo unos 11,5 millones de años luz de la Tierra.
El descubrimiento confirma, por tanto, la teoría sobre el origen de las supernovas de tipo Ia y da pie a nuevas investigaciones que se adentren en el detonante de dichas explosiones.