El eslabón perdido de los virus
Científicos españoles han descubierto que el virus de la bursitis infecciosa, considerado un fósil viviente, presenta una estructura insólita: su cápsida, el contenedor del material genético, es más grande de lo que necesitaría para sobrevivir en su viaje entre infectado e infectado.
Autor: Elena Sanz
Un equipo de científicos españoles ha descubierto que el virus de la bursitis infecciosa, considerado un fósil viviente, presenta una estructura insólita: su cápsida, el contenedor del material genético del patógeno, es más grande de lo que necesitaría para sobrevivir en su viaje entre infectado e infectado.
?El hallazgo resultó impactante, ya que podría parecer un derroche natural sin precedentes a lo largo de la evolución biológica?, explica José Ruiz Castón, investigador del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC y coautor del estudio. ?Sin embargo, la investigación revela que este comportamiento permite al virus aumentar su capacidad infectiva, ya que con una cápsida más grande puede almacenar mayor cantidad de ácido nucleico infectivo?, añade.
La cápsida de dimensiones insólitas, que se describe en el último número de la revista PNAS , puede explicarse desde el punto de vista de la evolución de los virus. ?Esta particularidad podría haber facilitado que el virus secuestrase información genética de las células a las que infecta o de otros microorganismos, promoviendo de esta manera su evolución hacia modelos virales de mayor complejidad?, indica Castón. El virus de la bursitis infecciosa se convierte así en un ?eslabón perdido? entre las diferentes familias de virus.