La invasión de los clones
Ni la evolución ni la naturaleza del hombre justifican por qué nacen tantas copias exactas de hermanos con el mismo patrimonio genético. Hablamos de los gemelos.
Autor: Elena Sanz
Mohammad Pur Umri es una aldea de granjeros situada en el estado indio de Uttar Pradesh, no muy lejos de la ciudad de Allahabad. A primera vista, este lugar, rodeado por muros de piedra y barro, no se diferencia en absoluto de ningún otro. Pero el viajero que se adentre en sus calles creerá que ha visto a la misma persona más de una vez, o quizá que ha tomado antes de entrar algunas copas de más. Porque Umri se ha hecho famosa gracias a que posee el porcentaje de hermanos idénticos más alto del mundo. Entre sus apenas 2.000 habitantes se cuentan nada menos que 55 parejas de gemelos monocigóticos o univitelinos, es decir, nacidos a partir de un único óvulo fecundado; a los gemelos dicigóticos o nacidos de dos óvulos se les suele llamar mellizos. Esto supone que aquí, aproximadamente uno de cada diez partos es de clones humanos, cuando la tasa mundial asciende a uno entre 250.
En una foto, dos hombres de mediana edad morenos y con bigote sólo se distinguen por vestir prendas distintas y el pelo, un poco más revuelto en uno de los casos. Otra instantánea muestra dos hermanas -una seria y la otra sonriente- ataviadas con el mismo uniforme escolar; parece un truco, imágenes de la misma persona que captan su cambio de humor. También hay bebés idénticos y muchachas adolescentes que dejan patente su identidad con saris -el vestido tradicional hindú- de diferente color.
Umri esconde un misterio casi de película de ciencia ficción: el mito del lugar de los seres duplicados. Entre los científicos intrigados por esta rareza se encuentra el biólogo francés Bruno Reversade, investigador del Instituto de Biología Médica de Singapur, quien por cierto tiene un notable parecido con el actor John Cusack. ?La gente quizá no se da cuenta de que cuando nacen dos individuos idénticos a partir de un sólo embrión esencialmente es el mismo fenómeno de clonación que engendró a la oveja Dolly?, relata por teléfono Reversade para MUY INTERESANTE.
El caso de Dolly, recordémoslo, fue un logro sin precedentes de la genética. El equipo del científico británico Ian Wilmut recolectó óvulos de la especie de oveja cabecinegra escocesa, los despojó de su ADN y rellenó cada uno de ellos con el contenido genético de una célula mamaria perteneciente a un ejemplar de la raza Finn Dorset. De casi 300 embriones, sólo uno prosperó. Dolly, nacida en 1996, era un clon exacto del donante, una oveja con la cara blanca, a pesar de que su madre tenía el rostro negro.
Pero en el caso de los gemelos humanos no hay intervención exterior. "El proceso se aprovecha de la plasticidad del embrión temprano. Hay mucha gente que tiende a condenar la clonación, pero no tienen en cuenta que la propia naturaleza se encarga de producir una pareja de personas idénticas cada 50 segundos", nos dice este experto. Además, la estadística no tiene en cuenta los hermanos reabsorbidos durante la gestación, sino exclusivamente los nacimientos.
El fenómeno de los gemelos -mucho más frecuente, por ejemplo, que las enfermedades genéticas- es uno de los mayores misterios de la biología. "Apenas sabemos nada sobre ello", asegura el embriólogo galo, poco dado a las fantasías y sin ningún afán de salir en los medios de comunicación. La clonación no es su objetivo, insiste, pero la comprensión del fenómeno puede arrojar luz sobre cuestiones de sumo interés. ?Dice mucho sobre la manera en la que un embrión se autorregula. Todo empieza con un óvulo fecundado por un espermatozoide. Luego, por razones extrañas, dicho óvulo se parte, hecho que genera dos semiembriones. Lo lógico sería que cada uno de ellos produjese un semibebé?. Sin embargo, tales aberraciones no tienen lugar. Cada mitad produce un ser completo. "Lo que quiere decir que, tras la partición, el semiembrión sabe que tiene que regenerar la porción que ha perdido". Esta escisión suele ocurrir durante la primera semana del embarazo..
Bruno Reversade, que se educó en el prestigioso Instituto Pasteur y luego se graduó en embriología y genética en la Universidad Pierre y Marie Curie, ambos en París, acude frecuentemente a Mohammad Pur Umri. Intenta comprender por qué esta aldea se ha convertido en la mayor fábrica de gemelos del mundo. De todos modos, a Reversade no le gusta expresarse en términos de "esto es lo más grande". No estamos hablando del Libro Guinness de los Records. El crecimiento demográfico del villorrio indio apenas compensa su pérdida de habitantes por la emigración a las ciudades. Se trata de un lugar sencillo, emplazado en las inmediaciones de una base aérea, sin espacio para extenderse. ¿Es este micromundo aislado el Shangri-La de los gemelos? Una posible pista es que las instalaciones militares se establecieron hace 40 años, lo que coincide con el incremento de nacimientos de gemelos. Pero la ciencia tiene que encontrar la causa, no simplemente ponerse a especular, con el razonamiento de que "una cosa lleva a la otra". Se necesitan pruebas.
"El entorno no ha cambiado en años, que sepamos", explica Reversade. Y añade: "Hemos tomado muestras de suelo, de la leche de las vacas que consumen los lugareños y de varios vegetales que los habitantes cultivan, como la mostaza. Desde luego, todos beben de la misma agua subterránea, por lo que no puedes descartar que existan agentes ambientales, pero el problema es que no se conoce ninguna sustancia química capaz de causar un brote de gemelismo". El gatillo químico que determina el momento crítico de la partición del embrión en dos permanece en la oscuridad. Por ejemplo, los siameses -gemelos que nacen unidos por algún órgano- son el fruto de una división a destiempo del propio embrión, lo que puede engendrar una tragedia.
Como ya se ha apuntado antes, hay dos tipos de gemelos: los monocigóticos y los dicigóticos. Los primeros derivan de un único embrión, y por tanto la pareja sólo puede ser del mismo sexo. Comparten exactamente el mismo ADN, aunque con algunos matices. ¿Son exactos desde el punto de vista físico? Sin duda, el parecido es asombroso, aunque hay que colocar el término exacto en su contexto genético. Normalmente, recibimos dos copias de un gen, uno de la madre y otro del padre. Pero hay excepciones. Ciertas regiones del genoma pueden contener desde cero hasta 14 copias, de acuerdo con un estudio llevado a cabo por el genetista Carl Bruder, de la Universidad de Alabama en Birmingham (EE UU). Si sucede en personas normales, también puede ocurrir en parejas de gemelos idénticos, de forma que uno de los miembros carezca de genes que el otro sí posee. Así sucedió en una pareja de monocigóticos: uno sufrió leucemia por la ausencia de ciertos genes, mientras que el otro permaneció sano, pues no desarrolló la propensión.
El objetivo de Bruno Reversade es encontrar la causa última del gemelismo en el ADN humano. "Mi punto de partida fue empezar a buscar casos raros de familias donde se repitiera el fenómeno. Es algo muy controvertido, ya que la mayoría de la gente cree que ocurre al azar". Reversade basa su hipótesis en ejemplos que se pueden encontrar en la naturaleza, como los armadillos de nueve bandas, Dasypus novemcinctus. Estos mamíferos suelen parir siempre cuatro gemelos monocigóticos.
Si volvemos a la casuística humana, Umri no es el único caso de proliferación inusual de personas idénticas. En una familia de Jordania han nacido nada menos que 16 parejas a lo largo de tres generaciones. Este modelo de herencia familiar apunta a que el causante es un gen autosómico dominante, es decir, que no está en un cromosoma sexual y cuya presencia desencadenaría el proceso. Este sería su retrato robot: ubicado en el cromosoma 4, no tendría un tamaño muy grande ni sería especialmente complejo. La región donde se encuentra ha sufrido escasos cambios a lo largo de la evolución, es conservadora. El gen codificaría una proteína que está presente en el embrión durante sus primeros días, pero se apaga una vez que ha empezado la diferenciación celular.
Si la conjetura de Reversade se confirma, ¿cuales podrían ser las razones para la conservación de este segmento de ADN en la especie humana? Aunque no somos armadillos de nueve bandas, una pareja de monocigóticos por cada 250 nacimientos tampoco es una cifra desdeñable. Dentro de los mamíferos, los humanos puntuamos alto en la produccion gemelar. "No creo que implique ninguna ventaja. Para una mujer, no tiene sentido darlos a luz, ya que la probabilidad de muerte para ella y los niños durante el parto es más alta", explica el experto.
Hay otro dato que redunda en el misterio: los defectos y anomalías congénitas tienen una probabilidad entre dos y tres veces mayor de producirse en gemelos monocigóticos. ¿Por qué la evolución no se ha decantado exclusivamente por los dicigóticos? Es lo que ocurre con los gatos y los perros, que suelen tener mellizos en una sola camada. Si un gemelo idéntico nace con un sistema inmunológico débil, su compañero estaría también en riesgo. De acuerdo con Reversade, una mutación en el gen sospechoso sería la culpable de que el embrión se partiera en dos antes de empezar a diferenciarse. La causa sería un déficit de pegamento cohesivo entre sus células.
En este sentido, los gemelos serían vistos como una anomalía del sistema genético. Sin embargo, ofrecen una oportunidad inigualable para ahondar en las claves del comportamiento humano, así como para definir más claramente la frontera entre la herencia y el ambiente. Un estudio clásico publicado en la revista Science en 1990 sentó las bases sobre la profunda influencia de la genética en el comportamiento humano. Su autor, el psicólogo Thomas J. Bouchard, de la Universidad de Minnesota, analizó cuidadosamente la personalidad de 56 parejas de hermanos idénticos que fueron separados en su primera infancia. La pregunta que se planteaba era apasionante: ¿hasta qué punto los gustos literarios y musicales, los temores, los tics y las manías, las habilidades verbales o la inteligencia estaban determinados por el ADN? ¿De qué forma influía la educación en un ambiente o una familia distinta? El caso quizá más famoso es el de los gemelos Jim -Jim Lewis y Jim Springer-, separados cuando apenas tenían cuatro semanas para ser criados por familias adoptivas. Los hermanos se reunieron 39 años después, pero lo increíble es que ambos medían exactamente 1,82 metros y pesaban 81,6 kilos. Algunas anécdotas sobre sus costumbres desafían el sentido común. Cuando eran adolescentes, tuvieron un perro al que pusieron el mismo nombre: Toy. Ambos trabajaron a tiempo parcial como sheriffs para la policía, se comían las uñas, sufrían dolores de cabeza frecuentes, fumaban la misma marca de cigarrillos y bebían el mismo tipo de cerveza. Y por si fuera poco, cada uno se casó dos veces; las primeras mujeres se llamaban Linda, y las segundas, Betty. Los Jim acostumbraban a dejarles notas amorosas. Nadie en su sano juicio postularía la existencia de un gen que predisponga a beber una determinada marca de cerveza, pero el estudio de Bouchard -al que se siguen añadiendo más datos en la actualidad- concluyó que el coeficiente de inteligencia tenía un fuerte componente hereditario. "El 70% de la variación observada puede atribuirse a la variación genética", escribió el psicólogo norteamericano en Science. De acuerdo con este experto, la similitud de los rasgos de carácter podría explicarse debido a que al poseer genomas idénticos es más probable que los gemelos seleccionen un ambiente semejante a la hora de tomar decisiones.
También es cierto que los hermanos monocigóticos pueden desarrollar personalidades diferentes. "Tienen el mismo ADN, pero el epigenoma varía", aclara Reversade. Ese término se refiere a la distinta forma de expresión de los genes, aunque sean idénticos. "La gente suele confundir las cosas: los gemelos adquieren experiencias variadas, no están siempre en el mismo lugar y al mismo tiempo... Son clones humanos, pero no monstruos. Y ellos, por supuesto, no se consideran personas a medias. Pueden hacerse pasar uno por otro, pero sólo para bromear".
Lo que no puede ocultar Bruno Reversade es su asombro al comprobar las similitudes que arrojan los estudios sobre los monocigóticos con respecto al modo de pensar o, como ya se ha apuntado, al coeficiente intelectual, con independencia del entorno donde hayan crecido. Estas investigaciones brindan una magnífica herramienta para atisbar hasta dónde se extiende la influencia de los genes. "Demuestran la importancia que tienen en muchos aspectos de la vida, como la inteligencia o la apariencia física". Pero tampoco hay que desestimar el poder de las circunstancias externas. "Conozco dos gemelos con distintas preferencias sexuales: uno es homosexual, y el otro, heterosexual", pone como ejemplo el biólogo francés.
Luis Miguel Ariza