Álvaro de Rújula: "El universo es luz, algo de materia y casi nada de antimateria"
"El universo es luz, algo de materia y casi nada de antimateria"Este madrileño de 53 años es un físico teórico reconocido internacionalmente. Se doctoró en la Universidad Complutense y trabajó en la Junta de Energía Nuclear, en el Centro de Física Teórica de Trieste, en el Instituto de Altos Estudios de París y en la Universidad de Harvard. Lleva 30 años en el CERN y ahora es profesor invitado en la Universidad de Boston.
Si hay una especialidad científica que responda al tópico de dedicación extraña a ojos profanos ésta es la de la física teórica. Y la persona que la ejerce podría ser el típico sabio afable y despistado. Pero Álvaro de Rújula parece más bien gélido, a juzgar por su habla queda con cierta lentitud madrileña, y por cómo ahorra sonrisas, usando sólo las justas para subrayar alguna de las muchas inteligentes ironías con las que termina sus frases. Acostumbrado a mirar lejos (a las galaxias lejanas), pierde a menudo la mirada muy clara por las ventanas de la Universidad Autónoma de Madrid y sólo se anima al hablar de fotografía, una de sus aficiones.
?Acaba de ser nombrado director de la división de Física Teórica del CERN, el Laboratorio Europeo de Física de Partículas de Ginebra. ¿En qué consiste su puesto?
-El CERN es un laboratorio de investigación, es decir, en él se hacen experimentos, pero en la división de Física Teórica más que experimentos lo que hacemos es pensar. Este departamento es pequeño, de modo permanente hay solamente 10 físicos teóricos en un sitio en el que trabajan unas 4.000 personas fijas y 5.000 visitantes. Somos pocos y pintamos poco.
-¿Qué hace un físico teórico?
-Los físicos teóricos interpretan las observaciones y crean teorías que las explican. Por ejemplo, gracias a Kepler, que era un físico experimental, sabemos cómo se mueven los planetas, y gracias a Newton, un físico teórico, sabemos por qué los planetas se mueven así.
-En el CERN van a construir un nuevo acelerador de partículas, el LHC, que permitirá conocer mejor la estructura de la materia. ¿Qué le parece la participación económica de EE UU en el proyecto?
-Es algo secundario, porque éste es un laboratorio pagado por 19 países europeos. La contribución de EE UU desde el punto de vista humano es muy grande; hay 600 estadounidenses trabajando allí. Van a colaborar económicamente con unos 500 millones de dólares, pero, en fin, distribuidos en los 10 años de construcción del LHC, son bastante poco. Lo más importante es que los americanos trabajen en el CERN y que vengan científicos de mucha categoría. Y tampoco está mal que nos den algo de dinero.
-¿Cree usted que todos los esfuerzos del CERN serán para el LHC y otros proyectos se relegarán?
-Como la ciencia fundamental recibe un porcentaje del Producto Nacional Bruto de los países europeos, que más que aumentar disminuye con el tiempo, cuando se tiene un proyecto de gran envergadura, como el LHC, hay que sacrificar prácticamente todo lo demás. Eso quiere decir que en un periodo de 5 años tendremos muy pocos proyectos nuevos y, lo que es más grave, que habrá una pausa en la formación de gente joven, pues se detendrá el mecanismo que genera nuevos científicos. Quienes hagan sus tesis en esa época no tendrán nada realmente puntero que hacer. En este terreno, si no tienes datos frescos, te encuentras en una situación particularmente mala.
-Cuando esté terminado el LHC, ¿será útil para el trabajo de los físicos teóricos?
-Cada vez que fabricamos una nueva máquina no lo hacemos por deporte; este aparato tendrá una energía 10 veces superior a las anteriores, con el fin de estudiar la estructura íntima de los elementos que constituyen la materia hasta una distancia 10 veces más pequeña que la anterior y nos permitirá entender el origen del universo hasta edades 100 veces mayores que las que ahora pretendemos conocer. Pase lo que pase, la respuesta es sí, se trata de un paso adelante. Naturalmente, esto no nos satisface, porque lo que realmente queremos es encontrar algo sorprendente que nos abra nuevos horizontes inesperados, pero eso sólo pasa de cuando en cuando.
-Algo sorprendente, ¿como qué?
-Por ejemplo, algo que nos indique que no habíamos comprendido bien nada de lo que creíamos comprender. Las cosas más importantes que han sucedido en este siglo han sido la teoría de la relatividad y las leyes de la mecánica cuántica, lo que nos ha dado la idea de que el mundo es mucho más interesante y muy distinto de lo que anteriormente pensaban. Eso podría seguir ocurriendo.
-Hay científicos que están estudiando la manera de conciliar las dos teorías. ¿Usted qué opina?
-Éste es uno de los temas en los que más actividad hay en estos momentos y tiene que ver con la llamada teoría de las cuerdas, que no tiene comprobación experimental, pero constituye la más importante esperanza de progreso teórico.
-¿Se daría un salto tan importante? ¿Cuándo podría suceder?
-Hasta que lo haya dado no se lo puedo asegurar. Hacemos investigación porque no tenemos las respuestas y no sabemos cuándo las tendremos. Honestamente, no puedo contestar.
-¿Qué investiga actualmente?
-Ahora estoy con un par de trabajos sobre antimateria en el universo. He colaborado en la propuesta del satélite artificial AMS, que será probado por la NASA desde el trasbordador espacial en esta primavera. Vamos a llevar el satélite allí para ver cómo funciona y, después del chequeo, se lanzará, en el milenio próximo.
-¿A dónde va este satélite y para qué sirve?
-No va a ninguna parte, es un aparato para medir antimateria en los rayos cósmicos y lo hace paseándose durante dos semanas por el trasbordador espacial. Si funciona, se pondrá en la estación espacial ALFA y buscará antimateria.
-¿Qué cantidad de antimateria hay en el universo?
-Todo indica que el universo contiene sobre todo luz; mil millones de veces más fotones o partículas de luz que átomos. De manera que el universo está formado por algo de polvo (por decirlo así), que son los átomos, y las cosas gaseosas, sólidas o líquidas; y aparentemente no hay ninguna cantidad de antimateria. La receta sería: mucha luz, un poco de materia y nada de antimateria.
-Bueno, nada, nada...
-La que se produce en las colisiones entre partículas de materia con partículas de antimateria. En los rayos cósmicos, que son sobre todo núcleos de hidrógeno que inciden en las capas superiores de la atmósfera, a veces hay colisiones que producen algo de antimateria, pero es una antimateria secundaria, no algo que exista de la misma forma que las estrellas o los planetas. La materia y la antimateria son cosas muy simétricas, como uno mismo y su imagen en el espejo. Tan simétricas son que parecería plausible que en el universo hubiese tanta materia como antimateria, aunque en lugares distintos, porque si estuvieran en el mismo se aniquiliarían la una a la otra. Pero no es así, algo sucedió en un momento de la evolución que hizo que ganase la materia a la antimateria.
-¿Usted estudia qué sucedió?
-Primero quiero entender cómo son las cosas, hasta qué punto es cierto que el resto del universo es como nuestras cercanías. Sabemos que nuestra galaxia y los cúmulos de galaxias vecinas están hechas sólo de materia, pero hasta hace poco no sabíamos si otros cúmulos de galaxias, estructuras muy distantes del universo, podrían ser mitad materia y mitad antimateria. Esta afirmación era posible hasta hace poco; ahora estamos convencidos de que es imposible. Pero que estemos convencidos no quiere decir que tengamos razón...
-¿En sus investigaciones, llega a plantearse conceptos filosóficos o cosmológicos?
-Son dos cosas distintas. La cosmología hoy en día es una ciencia, en ella es posible convencerse de certezas y falsedades, pero la filosofía no es una ciencia.
-Me refiero a si los físicos llegan a hacerse preguntas filosóficas.
-Los físicos llegados a una cierta edad se dedican a ser filósofos aficionados, pero eso es más bien debido a la edad, que a la física.
-¿No tienen más conexión con la filosofía que otros científicos?
-La ciencia dura ha evolucionado desde la filosofía; de hecho la física se llamaba en el siglo XVII filosofía natural, así que históricamente sí existe una conexión. Pero ahora la filosofía y la ciencia son cosas muy distintas y no creo que un científico se haga más o menos preguntas filosóficas que un habitante de la selva a la que no haya llegado esta particular civilización.
-¿Qué le parece el experimento de teletrasportación de partículas que han hecho en Innsbruck?
-No tiene ninguna consecuencia escalofriante. Es un tema que se conocía desde hace mucho tiempo y que no implica en absoluto que se pueda teletrasportar nada; yo no me voy a poder poner en una radio que me reciba y me emita de golpe en la Luna. La sensación que dan los títulos de algunos periódicos es falsa y contraproducente; es malo siquiera sugerirlo. El experimento es interesante, significa lo que significa y tiene que ver con una crítica que se hacía de la mecánica cuántica en los años 20, y desde entonces, hace 70 años, se han realizado experimentos cada vez más importantes y precisos, porque no toda la mecánica cuántica está de acuerdo con la realidad. El resto es pura charlatanería.
-¿Qué problemas interesantes tiene planteada actualmente la física teórica?
-Hay tres preguntas interesantes en este momento, en mi opinión. La primera es en qué consiste el universo, ya que no sabemos lo que es la masa oscura del universo. Otra cuestión relacionada con ella, quizás más misteriosa aún, es si el vacío tiene o no una masa y si en él hay fuerza gravitatoria. La tercera pregunta profunda para mí es de dónde proceden las masas de las partículas, por qué cada partícula fundamental tiene una masa distinta, y qué significa el valor concreto de esa masa. De manera que muchos de los problemas fundamentales tienen que ver con el concepto de masa, que probablemente no hemos entendido en toda su profundidad todavía.
Amelia Die
Esta entrevista fue publicada en marzo de 1998, en el número 202 de MUY Interesante.