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En busca de la antigravedad

Uno de los grandes sueños del ser humano es volar, pero la fuerza de la gravedad se empecina en mantenernos pegados a la Tierra. ¿Pero y si hubiera alguna forma de apantallar esa ladina fuerza?

En busca de la antigravedad (Miguel Angel Sabadell)

H. G. Wells, en su novela Los primeros hombres en la Luna, lo hizo gracias a la cavorita, una sustancia que era mezcla de hielo y otros metales que descubría uno de sus protagonistas, el doctor Cavor. Por supuesto, ningún científico se ha tomado en serio el apantallamiento gravitatorio: la cavorita pertenece al género de la ciencia ficción. Sin embargo, en 1992 un ingeniero ruso llamado Eugene Podkletnov, que por entonces trabajaba en la Universidad de Tampere en Finlandia, publicaba en la revista Physica C haber obtenido un apantallamiento gravitacional parcial (del orden de 0,3%) sobre un superconductor en rotación. Poco caso se hizo a este primer artículo así que cuatro años más tarde Podkletnov volvía a la carga y envió al Journal of Physics-D un artículo más largo donde afirmaba haber conseguido un efecto reductor gravitatorio del 2%.

H. G. Wells

H. G. Wells ideó la primera nsve antogravitatoria. Foto: Istock

La máquina superconductora

Uno de los editores de la revista pasó la información al Sunday Telegraph y la noticia saltó a los grandes medios. El director del laboratorio de Podkletnov, enfurecido, hizo pública una declaración donde negaba que fuera una investigación “oficial” del laboratorio, sino que la había hecho el ruso por su cuenta y riesgo. La polémica fue tal que el coautor del artículo, Petri Vuorinen, se desmarcó diciendo que él no tenía conocimiento de tal investigación y mucho menos del artículo. El ruso se defendió diciendo que él nunca había dicho que había bloqueado la gravedad, sino únicamente había disminuido sus efectos. En 1997 Podkletnov retiró el artículo -que todavía no había publicado-, fue expulsado del laboratorio y regresó a Moscú. En 2001 volvió al ataque y en colaboración con el italiano Giovanni Modanese dijo haber construido una especie de haz coherente de repulsión gravitatoria. Para complicar más las cosas, Nick Cook, de la conocida revista de armamento Jane’s Defense Word, dijo en 2002 que la Boeing estaba interesada en este tipo de trabajos. Preguntada la propia Boeing, ésta declaró oficialmente que lo únicvo que hacía era seguir con interés este tipo de investigaciones. Y para alegría de los conspiranoicos añadió que “podrían existir actividades clasificadas en el tema de la modificación de la gravedad”.

Curiosamente, entre 1991 y 1993 los físicos Douglas Torr y Ning Li habían publicado que imanes superconductores podrían reducir el efecto de la gravedad. En 1997 Ning Li, investigadora en el Center for Space Plasma and Aeronomic Research de la Universidad de Alabama, publicó un artículo que afirmaba que sus experimentos habían detectado cambios de peso anómalos de 0,05 a 2,1 % para una masa de prueba suspendida sobre un superconductor giratorio. Viendo los resultados obtenidos Ning dejó su puesto para fundar en 1999 la compañía AC Gravity y seguir sus investigaciones de antigravedad. Y aquí empieza el misterio.

La Antigravedad

La Antigravedad sería todo un descubrimiento para ir por el espacio. Foto: Istock

El ejército norteamericano busca la antigravedad

Enterrado en las páginas del oscuro Informe anual sobre acuerdos de cooperación y otras transacciones celebradas durante el año fiscal 2001, un informe que exige la ley estadounidense, aparece una información interesante: el Comando de Aviación y Misiles del Ejército de EEUU entregó 448 970 dólares a Ning Li y a su compañía AC Gravity para experimentar en el tema de la manipulación del campo gravitatorio usando superconductores. El nombre del proyecto era Gravito-Electro Magnetic Superconductivity Experiment. Terminado el 25 de septiembre de 2002, hasta el día de hoy no se han hecho públicos los resultados de esta investigación. Es más, al poco tiempo de terminar AC Gravity desapareció del mapa, aunque a día de hoy sigue dada de alta en Delaware. Por su parte, Ning, en su último email conocido de mayo de 2003, decía que había conseguido un efecto antigravitatorio a gran escala midiendo “11 kilowatios de efecto de salida”. Desde entonces, nada más se ha sabido de ella hasta que se hizo pública su muerte el 27 de julio de 2021. El misterio está servido.

El ejército de EE UU

El ejército de EE UU financió proyectos en busca de la antigravedad. Foto: Istock

Y el ganador es... nadie

La antigravedad ha seguido su curso y en 2020 Podkletnov mostró un vídeo de un experimento en el que dice que demuestra un efecto de protección gravitacional o modificación de la gravedad alrededor de una muestra que se encuentra suspendida sobre un disco que gira a gran velocidad. Según explica el propio Podkletnov en el audio del vídeo, el disco no está compuesto por un superconductor sino por una lámina de oro impregnada de iones sobre un sustrato de aluminio.

Podkletnov dice: “No llamo a este efecto protección gravitacional, sino una modificación del campo gravitatorio local. Esto proviene del trabajo que comencé hace 30 años: aprender a usar objetos giratorios de alta velocidad con componentes superconductores para modificar la gravedad. Lo que encontré es que los superconductores solo se necesitan para crear una cierta densidad de electrones, por lo que en estos experimentos estamos trabajando con láminas de oro muy delgadas que generan el mismo efecto a temperatura ambiente”.

Según afirma, con su técnica se puede generar una fuerza de elevación de unos 300 a 500 kilogramos por metro cuadrado. Y no solo eso, sino que en función de la geometría puede generarse una fuerza de repulsión o de atracción, dependiendo de la configuración geométrica del experimento. ¿Sabe Podkletnov algo que el resto de la comunidad de físicos desconce? ¿O es, como parece más probable, un verdadero bluff?

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