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Astrónomos aficionados: piezas clave para entender el universo

No en todas las ramas de la ciencia pueden aportar conocimiento los aficionados, pero sí en la astronomía donde de hecho han participado en el descubrimiento de nuevos objetos, como exoplanetas, cometas que acabaron chocando con Júpiter o el primer cometa interestelar en ser descubierto.

Astrónomos aficionados: piezas clave para entender el universo (Jose Luis Oltra)

Las contribuciones científicas que permiten avanzar el conocimiento y que rompen las barreras de lo que sabemos suelen venir de profesionales que han dedicado años o incluso décadas de su vida a un estudio profundo de su campo de especialización. Quien arregle las inconsistencias del Modelo Estándar de la física de partículas o quien consiga reconciliar la gravedad con la mecánica cuántica probablemente será alguien con una larga trayectoria en el campo. Esto es simplemente porque estos avances requieren de mucho tiempo y esfuerzo. Si la ciencia no es la actividad principal de alguien, difícilmente podrá dedicarle los recursos necesarios, pues tendrá otras responsabilidades que atender.

De la misma forma, no pondríamos a un amateur a diagnosticar enfermedades ni a practicar cirugías ni tampoco a diseñar los cohetes que llevarán astronautas a la Estación Espacial Internacional, a la Luna o más allá. Sin embargo existen otras disciplinas científicas en las que los aficionados pueden hacer contribuciones importantes. La zoología y la botánica son claros ejemplos de ellos, pues decenas de especies animales y vegetales diferentes han sido identificadas y descubiertas por entusiastas aficionados. La astronomía no es diferente. Si bien resulta complicado que alguien sin conocimientos profundos de astrofísica sea capaz de explicar qué ocurre en el interior de un agujero negro o de encontrar el mecanismo exacto por el que una estrella explota en forma de supernova, sí puede hacer importantes descubrimientos y contribuir al avance de esta ciencia.

Astrónomos aficionados: piezas clave para entender el universo

En la astronomía observacional, de forma similar a como ocurre en la identificación de nuevas especies de seres vivos, el principal recurso del que carecen los científicos profesionales es el tiempo. Hay demasiadas especies de seres vivos y demasiados objetos astronómicos diferentes y muy pocos científicos (proporcionalmente) capaces de identificarlos. En el caso concreto de la astronomía, el cielo es muy grande y los telescopios profesionales repartidos por el mundo tienen una capacidad finita de observación. Resulta imposible estar monitorizando la totalidad del cielo nocturno en todo momento con suficiente detalle como para detectar nuevos objetos. Por eso de entre los miles de astrónomos aficionados que pueden estar observando el firmamento cada noche, alguno de ellos tendrá la fortuna de presenciar algo desconocido hasta ese momento.

Pero no solo es necesario estar en el lugar correcto en el momento correcto, también es necesario disponer de la técnica y el conocimiento para identificarlo como un potencial descubrimiento. En los inicios de la astronomía como ciencia exacta, que utiliza diferentes herramientas matemáticas para describir y predecir los fenómenos que estudia, la distinción entre astrónomo profesional y amateur era más difusa que ahora. William Herschel, el descubridor de Urano, técnicamente hizo su descubrimiento siendo un astrónomo aficionado, pues en aquella época su ocupación era la de director de la orquesta de Bath, en Inglaterra. A pesar de esto no puede considerarse a Herschel, el primer presidente de la Royal Astronomical Society, dueño y constructor del telescopio más grande del mundo de su época, como un astrónomo aficionado similar al resto que mencionaremos en este artículo.

El cometa Hale-Bopp fue descubierto el mismo día por dos astrónomos Alan Hale y Thomas Bopp, uno profesional y otro amateur, que le dan nombre. También el cometa Shoemaker-Levy 9, que chocó contra Júpiter en 1994, fue descubierto conjuntamente por astrónomos profesionales y un amateur. Otras colisiones de diferentes objetos contra el gigante gaseoso también han sido descubiertas por aficionados, como la observada y fotografiada por Anthony Wesley en 2009 y la grabada en directo por astrónomos de Irlanda y Austria en 2016. Todos estos descubrimientos fueron hechos por astrónomos utilizando sus propios telescopios, observando directamente o utilizando algún tipo de cámara como ayuda. Sin embargo, otra forma en la que quienes tengan interés por esta ciencia pueden contribuir es analizando informáticamente imágenes obtenidas por telescopios profesionales. Proyectos de ciencia ciudadana de este tipo han sido capaces de detectar decenas de los más de 5 000 exoplanetas conocidos a día de hoy.

Una de estas iniciativas recibe el nombre de “Planet Hunters”. En 2012 anunciaron el descubrimiento de 42 exoplanetas nuevos, donde 15 de ellos se encontraban en la zona de habitabilidad de sus respectivas estrellas. Un sistema llamó especialmente la atención, el denominado PH2b, que se trataba de un gigante gaseoso de tamaño similar a Júpiter. A pesar de que este planeta difícilmente alberga vida, alguna de sus lunas, en caso de tenerlas, sí podría ser un lugar especialmente interesante en nuestra búsqueda de vida extraterrestre. Otro de sus descubrimientos fue el de PH1b, un planeta del tamaño de Neptuno que orbita alrededor de dos estrellas las cuales a su vez forman parte de un sistema estelar cuádruple. Estos son sistemas estelares no eran nada nuevo, pues se conocen muchos otros similares. Lo que fue noticia fue la existencia de un planeta en una órbita estable alrededor de solo dos de esas estrellas. Ambos descubrimientos han hecho a la comunidad científica respetar el trabajo de los astrónomos aficionados en general y del grupo Planet Hunters en particular.

También el cometa 2I/Borisov, el primer cometa interestelar (y segundo objeto con origen fuera de nuestro sistema solar después de Oumuamua) fue descubierto por un astrónomo aficionado, Gennadiy Borisov, en agosto de 2019. En los próximos años, con la reciente llegada de la informática y la automatización a la astronomía, estos descubrimientos seguro que no hacen más que aumentar.

Referencias:

  • Wang, Ji et al, 2013, "Planet Hunters. V. A Confirmed Jupiter-size Planet in the Habitable Zone and 42 Planet Candidates from the Kepler Archive Data". Astrophysical Journal. 776, doi:10.1088/0004-637X/776/1/10
  • de León, Julia et al, 2019, "Interstellar Visitors: A physical characterization of comet C/2019 Q4 (Borisov) with OSIRIS at the 10.4 m GTC". Research Notes of the AAS. 3 (9), doi:10.3847/2515-5172/ab449c

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