El Triángulo de las Bermudas o la gran fake news
El archiconocido misterio del Triángulo de las Bermudas pasará a la historia como una de las fake news más longevas y creídas de todos los tiempos.

El 15 de mayo de 2017 un avión utilitario Mitsubishi MU-2B desaparecía en el triángulo de las Bermudas. Lo pilotaba Nathan Ulrich -fundador de la compañía Xoort- y con él viajaba una mujer y sus dos hijos de 3 y 4 años. El grupo había estado de vacaciones en Puerto Rico y regresaba a Florida cuando el avión perdió el contacto con el Control de Tráfico Aéreo de Miami a las 3 horas de despegar.
Los equipos de rescate acabaron descubriendo los restos del avión unos pocos kilómetros al este de las Bahamas, pero ninguno de los cuerpos. Según ciertas fuentes Nathan Ulrich era un “excelente piloto” con muchas horas de vuelo. De hecho, había trabajado como tal para la Guardia Costera Auxiliar de 2005 a 2014. Su desaparición no puede atribuirse al mal tiempo y la razón por la que cayó al mar será siempre un misterio. Para algunos, estas son las cuatro últimas víctimas del 'Triángulo del Diablo'.

Un misterio de ida y vuelta
Si hay un 'misterio' que se comporta como los ojos del Guadiana ése es el del Triángulo de las Bermudas; cada pocos años reaparece en los medios de comunicación. Y no solo eso, sino que al calorcillo de la noticia suelen aparecer científicos proponiendo hipótesis que explican la naturaleza del misterio. Parece que esos científicos-resuelve-misterios no conocen lo que dijo el filósofo francés Fontenelle: “Antes de explicar los hechos es necesario comprobarlos: de este modo se evita el ridículo de encontrar la causa de lo que no existe”.
Se estima que no menos de 200 y no más de 1000 son los incidentes que se han dado allí en los últimos 500 años, lo que significan que, como mucho, se han producido 10 desastres al año. Según Howard L. Rosenberg en su artículo de 1974 Exorcising the Devil's Triangle, que escribió para la revista Sealift del Naval History and Heritage Command, en 1973 la Guardia Costera había respondido ese año a más de 8000 llamadas de rescate en ese área y solo unos 50 barcos y 20 aviones de todo tipo -incluyendo pequeños botes y aeronaves de recreo- habían sido engullidos por el Triángulo en el último siglo, lo que significa menos de una decena de incidentes al año, un número bastante modesto para una de las zonas con más tráfico marino y aéreo del mundo.
Un invento de mediados del siglo XX
Si hay una norma con los falsos misterios es que siempre tardan en convertirse en uno. La primera referencia a las desapariciones en esta zona del mundo es del periodista E. V. W. Jones, que publicó en 1950 un artículo donde detallaba todos los aviones y barcos desaparecidos en esa zona. Así, escribió del Sandra, un carguero que desapareció camino de Venezuela, o de los 32 pasajeros que “subieron felices a un avión en San Juan de Puerto Rico rumbo a Miami” y nunca llegaron a su destino. Pero el tema durmió el sueño de los justos hasta 1964, cuando un periodista popularizador de lo paranormal, Vicent Gaddis, le puso nombre al publicar el artículo The Deadly Bermuda Triangle en la revista dedicada a la ciencia-ficción Argosy (algo que debería hacer sospechar sobre la veracidad de lo que se pudiera contar). Fue aquí donde el mundo conoció la desaparición más famosa del triángulo, el Vuelo 19.
Vuelo 19: el misterio que no fue
El 5 de diciembre de 1945, un día magnífico, soleado y sin nubes, cinco torpederos Grumman TBM Avengers salieron de Fort Lauderdale para un ejercicio de entrenamiento de 3 horas. El instructor era el teniente Charles Taylor y su misión era practicar el lanzamiento de bombas. Todo iba bien hasta que al pasar por la isla Gran Bahama, Taylor pensó que se encontraban en otro lado, sobrevolando los cayos de Florida. Así que, en lugar de dirigirse al oeste, el grupo voló al noreste, hacia el Atlántico. Tras perder comunicación de radio con la base, los cinco aviones junto con sus tripulantes desparecieron sin dejar rastro. Para rizar el rizo, el hidroavión de rescate Martin PBM Mariner que despegó en su búsqueda esa noche también desapareció junto con sus 13 tripulantes. En unas pocas horas, 6 aviones y 27 personas se habían desvanecido como por ensalmo: el misterio estaba servido.
El artículo de Gaddis no tuvo excesiva repercusión. Tuvimos que esperar otros diez años para que “el triángulo del diablo” se convirtiera en todo un fenómeno de masas por obra y gracia de un experto vendedor de misterios llamado Charles Berlitz; a él le debemos la popularidad de éste y otros misterios, como el del platillo estrellado en Roswell o la prueba fallida de invisibilidad de la marina de EEUU -patrocinada nada menos que por Einstein- conocida como el experimento Filadelfia.

Charles Berlitz
El resurgir del triángulo
La década de 1970 fue la edad de oro de lo paranormal y la ufología y el libro de Berlitz El triángulo de las Bermudas vendió 20 millones de copias en 30 idiomas distintos. Poco importaba que la famosa compañía seguradora Lloyd's de Londres asegurara que el número de desapariciones de barcos y aviones en el Triángulo no era distinto a otras zonas del globo, y que las primas para viajes dentro del Triángulo no eran diferentes a otros lugares.
El negocio estaba a la vista y las editoriales comenzaron a publicar libros con títulos tan llamativos como El triángulo del Diablo de Richard Winer o El limbo de lo perdido de John Wallace Spencer. Por supuesto, tal misterio no podía dejar de saltar a la gran pantalla y en el taquillazo de 1977 Encuentros en la Tercera Fase, Spielberg hizo uso de una de las demenciales 'teorías' explicativas del misterio: detrás de todo se encontraban los extraterrestres.

Lo cierto es que todos esos libros tenían más de literatura fantástica que de periodismo de investigación. Especial atención merece el libro de Berlitz, que hizo desaparecer el Mary Celeste -el caso de buque fantasma más famoso de la historia- en el Triángulo, a pesar de que se encontró a la deriva en las Azores y que su ruta a Italia no pasaba ni de cerca por el Triángulo. También nos puso en alerta sobre el Sulphur Queen, un carguero de 15.000 toneladas que desapareció en 1963 y del que solo se recuperaron dos chalecos salvavidas. Hábilmente Berlitz y sus seguidores olvidan mencionar que, según el informe de la Guardia Costera, el carguero tuvo que lidiar con un mar embravecido de olas de más de cien metros de altura y vientos con velocidades cercanas a las de un huracán.
Respecto a la historia de los salvavidas… Un cuento muy bonito habida cuenta de que el informe de la guardia costera afirma que se encontraron los restos del barco. Pero ya se sabe que la imaginación es libre y el papel aguanta lo que escribas, así que tampoco se tiene ningún miramiento si hay que inventarse desapariciones para hacer el misterio más misterioso, como la del inexistente carguero noruego Stavenger, que se 'desvaneció' con 43 personas a bordo en octubre de 1931 a la altura de la isla del Gato, en Bahamas.