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Por qué no funcionó el traje insumergible que inventaron los franceses en el siglo XX

El traje insumergible será siempre recordado por su aplicación, pero no por su eficacia, como invento de la Primera Guerra Mundial.

¡La mente humana no entiende de límites! A lo largo de la historia se ha repetido siempre un mismo patrón, y es que cuando el hombre se ha visto abocado a una situación de extrema necesidad, es cuando más ha desarrollado su ingenio. Podría decirse aquello de que “cuando nos hace falta es cuando movemos un dedo”.

El estallido de la Primera Guerra Mundial supuso un efecto desolador en todo el continente europeo, pero también trajo consigo el mayor desarrollo intelectual nunca antes visto por parte de las mentes creativas de ambos bandos; la Triple Alianza (Francia, Reino Unido y el Imperio Ruso) y los Imperios alemán y austro-húngaro. Así fue como por ejemplo nació lo que hoy nos compete; el traje insumergible.

Sin duda, la Primera Guerra Mundial siempre será recordada como “la guerra de las trincheras”. A pesar de los avances armamentísticos, éstos no iban de la mano de la movilidad, por lo que los defensores ganaban peso frente a los atacantes. En este conflicto se introducían por primera vez conceptos como los gases asfixiantes, la nueva caballería, los potentes submarinos y los aviones bombarderos. Pero además comenzaron a irrumpir inventos, algunos con mayor y otros con menor éxito, llegando algunos de ellos hasta nuestros días.

La aparición del traje insumergible

1916. En aquel año se disputó una de las contiendas más sangrientas y extensas de la historia; la batalla del Somme. Las fuerzas británicas y francesas intentaron romper las líneas alemanas que se levantaban en un frente de cuarenta kilómetros al norte-sur del río Somme (al norte de Francia). Desde el estallido de esta batalla el 1 de julio, muchas fueron las pérdidas y las invenciones que surgieron por ambos bandos, entre ellas; el traje insumergible francés.

Así fue como los franceses idearon un traje confeccionado a base de materiales rudimentarios, ya que obviamente no se usaba el neopreno, para evitar que su portador pudiese hundirse en el agua. Estaba compuesto de chaqueta, pantalón y cinto estrecho, fabricado con goma, y con ciertos espacios huecos destinados á ser rellenos de aire.

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Traje insumergible francés

Pero el concepto no funcionó, ya que más que un traje insumergible pasó a ser un traje impermeable. Evitaba que el agua calase en la ropa del soldado y éste podía incluso permitirse refugiarse en la orilla del río en plena contienda, ¡pero hasta donde daba pie!

Por tanto no se piensen ustedes que el traje te convertía en Moisés y que las aguas se abrían a tu paso, sino que había que saber nadar y además tener cierta movilidad para entrar en calor y no morir de hipotermia. Al fin y al cabo, aunque repelía el agua, no asilaba de las bajas temperaturas de las aguas.

En aquellos años también surgieron otros inventos acuáticos, con no demasiado éxito, como los esquís de agua, aunque eran demasiado aparatosos y lentos.

¿Cómo surgió el traje insumergible?

Cuando los franceses incorporan el traje insumergible al conflicto armado seguro que recordaban la audaz acción que puso en marcha el capitán norteamericano de los Lifeguards de New Jersey y buzo de profesión; Paul Boyton. El traje fue ideado por el marino americano Merriman.

En el año 1876 realizó a nado la travesía del Canal de la Mancha, poniendo en jaque sus energías físicas y su valor. Lo hizo manteniéndose a flote con un traje insumergible, aunque no era el traje lo que conseguía que no se hundiese, sino el sistema de movilidad que le aplicó a éste.

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Primera Guerra Mundial

Estaba provisto de una pequeña vela y una doble pala que lo ponían en movimiento y con el cual Boyton navegaba sin necesidad de nadar. Al dejarse llevar por las corrientes, su travesía no fue en línea recta, pero en unas quince horas se plantó de Dover en Boulonge-sur-Mer.

Él iba a bordo del vapor Queen de la Línea Nacional en el último viaje entre Nueva York e Inglaterra, y cuando se encontraba a 300 millas del puerto de salida le manifestó al capitán su deseo de lanzarse al mar, y a pesar de la oposición de éste, le dejó hacerlo cuando se encontraba el buque a unas 20 millas de la costa de Irlanda. Se arrojó al mar con una bolsa llena de víveres para 24 horas, aunque de cerca le seguía un bote con médicos y varios corresponsales de prensa.

Otros inventos de la Primera Guerra Mundial

El primer gran conflicto armado del viejo continente trajo consigo innovadoras creaciones como:

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