La gran evasión vírica: cuando los virus se escapan de los laboratorios
Hay quien piensa que el origen de la pandemia de COVID fue un accidente, que el coronavirus se escapó del laboratorio de investigación de Wuhan, que lleva años investigando este tipo de virus.
Si hace un año fuiste uno de los que estaba convencido de que el SARS-CoV-2 salió del Laboratorio de Virología de Wuhan y tuviste el descaro de decirlo públicamente, seguro que te llovieron toda clase de coloristas epítetos: conspiranoico, iluminado, terraplanista... Por supuesto, una cosa es decir que se creó ex novo en ese laboratorio y otra muy distinta sugerir que se les escapó por una rendija. Pero da igual, los censores digitales seguro que te catalogaron como creador de fake news y quizá fuiste silenciado en redes sociales. Sin embargo, no es en absoluto descabellado pensar que pudo haber pasado. Porque no hubiera sido la primera vez, ni tampoco será la última que un virus se escapa de un laboratorio.
La gran evasión
El exitoso esfuerzo de la OMS para erradicar la transmisión natural de la viruela en el decenio de 1970 puso de relieve el riesgo que suponían los laboratorios de virología como fuente de epidemias. Esto se demostró claramente en el Reino Unido, donde de 1963 a 1978 solo se notificaron 4 casos de viruela (sin muertes) en áreas endémicas de viruela, mientras que durante el mismo período al menos 80 casos y 3 muertes fueron el resultado de tres fugas separadas del virus de dos laboratorios.
El primer brote provocado por un laboratorio se dio en marzo de 1972, al contagiarse un asistente de laboratorio de 23 años de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, que había estado observando cómo se realizaba la extracción del virus vivo de la viruela. Esto se había hecho, como era rutinario, sin medida alguna de aislamiento y contención: el virus acabó infectando a dos visitantes -que murieron- y a una enfermera -que sobrevivió-. Pero la verdadera pandemia provocada por una fuga en un laboratorio fue la de la gripe de 1977.
Una pandemia hecha por el hombre
El virus de la gripe H1N1 apareció con la terrible pandemia de 1918. Este virus persistió a lo largo de los años acumulando pequeños cambios en su genoma, con uno muy importante en 1947. Con la aparición de la gripe "asiática" H2N2 en 1957, que provocó una nueva pandemia mundial, se pensó que el virus H1N1 había desaparecido, siendo desplazado por H2N2. No fue así.
En septiembre de 1977 apareció en las regiones oriental de la Unión Soviética, y a principios de 1978 los chinos informaron haberlo aislado en mayo de 1977 en el noreste de China adyacente al brote soviético. Utilizando las primeras herramientas genéticas disponibles en ese momento, se descubrió que el virus H1N1 de 1977 estaba estrechamente relacionado con los H1N1 que circularon en 1949-1950. El virus de la gripe H1N1 de 1977 se propagó rápidamente por todo el mundo, en una pandemia que afectó principalmente a jóvenes de menos de 21 años. Las personas mayores, que habían estado expuestas a la gripe de 1957, estaban inmunizados. Por fortuna el virus H1N1 “reemergente” no fue muy virulento. Hoy sabemos que la pandemia de 1977 fue el resultado de un fallo en la contención en un laboratorio de virología de una muestra de virus que había estado congelada desde 1950.
Encefalitis equina venezolana

Virus en el laboratorio
Esta enfermedad la transmiten los mosquitos de caballos, burros y mulas al ser humano. En los humanos esta zoonosis causa mucha fiebre que causa la muerte o discapacidad neurológica permanente (epilepsia, parálisis o retraso mental) del 4 al 14 % de los casos clínicos, especialmente en niños.
Entre 1930 y 1970 se produjeron cada pocos años una serie de brotes de esta encefalitis en sudamérica, que análisis modernos han demostrado que fueron producto del virus original aislado en 1938 y que fue utilizado en vacunas veterinarias que supuestamente llevaban el virus inactivado. En realidad, en muchos lotes de esas vacunas veterinarias el virus no se había inactivado por completo: la vacuna provocó la mayoría de los brotes que debía prevenir.
En 1995 llegó el gran brote que golpeó a Venezuela y Colombia: al menos 10 000 casos y 11 muertes en Venezuela y 75 000 en Colombia, con 3 000 casos con complicaciones neurológicas y 300 muertes. El análisis genómico identificó el virus como idéntico a uno aislado de 1963 y sin indicios de que hubiera estado circulando durante 28 años. Aun que las pruebas son circunstanciales, todo apunta a que escapó de un laboratorio.
El primo de la COVID
En 2003 se produjo una terrible epidemia que se propagó por 29 países causando más de 8 000 infecciones y al menos 774 muertes. Bautizado como Síndrome Respiratorio Agudo Severo, era tremendamente infeccioso: alrededor del 5 por ciento de los pacientes con SARS eran "superpropagadores", capaces de infectar a más de ocho personas. Así, un paciente transmitió el SARS directamente a otros 33 (lo que refleja una tasa de infección del 45 por ciento) durante una hospitalización, lo que finalmente provocó la infección de 77 personas, incluidos tres superpropagadores secundarios. Un superpropagador podría convertir incluso una sola infección de laboratorio en una posible pandemia.
Pues bien, durante la pandemia de 2003-2004 el SARS-CoV se escapó seis veces de diferentes laboratorios de virología: uno en Singapur, otro eny Taiwán, y cuatro veces del mismo laboratorio en Beijing.
El de Singapur fue en agosto de 2003, usando a un estudiante de posgrado en virología de la Universidad Nacional de Singapur. No había trabajado directamente con el SARS, pero estaba en el laboratorio donde trabajaba.El segundo fue en Taiwán en diciembre de 2003, cuando un investigador del SARS enfermó en un vuelo de regreso después de asistir a una reunión médica en Singapur. La investigación reveló que había manejado desechos de riesgo biológico sin la protección adecuada. En abril de 2004, China notificó un caso de SARS en una enfermera que había cuidado a un investigador del Instituto Nacional Chino de Virología. La investigación posterior descubrió otras tres fugas de laboratorio debido a deficiencias en la bioseguridad en el Instituto: la causa específica del brote se atribuyó a una preparación mal inactivada del virus del SARS que se usó en áreas de laboratorio no bioseguras, incluida una donde trabajaron los casos primarios.
¿Se escapó el coronavirus de un laboratorio?
Viéndolo en perspectiva, es curioso lo rápido con que se descartó que no había salido de ningún laboratorio. Nada menos que el 19 de febrero de 2020, cuando The Lancet publicaba una carta donde un grupo de científicos rechazaba esta posibilidad, a pesar de que por entonces no se sabía prácticamente nada del virus. Esa declaración fue promovida por EcoHealth Alliance, una organización presidida por Peter Daszak. Pues bien, y aunque en la carta dicen declarar “no tener ningún tipo de conflicto de interés”, en realidad sí lo hay, pues la organización de Daszak ha financiado durante años investigaciones con coronavirus en Wuhan. Es más, en una entrevista concedida en diciembre de 2019, el propio Daszak habló en tono elogioso sobre cómo los investigadores chinos habían estado reprogramando ciertas proteínas y generando coronavirus “mejorados” capaces de infectar cultivos de células humanas y ratones humanizados, con el objetivo de anticipar futuras pandemias. ¿Entendemos porqué Daszak se apresuró a lanzar esa carta en The Lancet? No hay mejor defensa que un buen ataque. Como respuesta a la presión política, los Institutos Nacionales de Salud de EEUU dejaron de financiar a EcoHealth Alliance en junio de 2020. eso sí, la OMS incluyó a Daszak en el equipo de la OMS que investigó -y no llegó a ninguna conclusión- el origen de la COVID.
Aún hay más detalles que justifican no abandonar esa idea “conspiranoica”: en 2012 un virus similar en un 96% al SARS-CoV-2 se encontró en una mina China infectó a varios operarios, pero no se informó a la OMS de su existencia; en 2018 funcionarios de la Embajada de EEUU en Beijing descubrieron importantes fallos en la seguridad de Wuhan; y desde el comienzo de la pandemia China no ha hecho otra cosa que entorpecer toda investigación sobre el origen del virus.
¿Demuestra todo esto que el virus se escapó del laboratorio de Wuhan? No, pero pensar así no te convierte en “terraplanista” y que se te echen encima los talibanes de la ciencia.
Referencias:
Lipsitch M, Bloom BR. (2012) Rethinking biosafety in research on potential pandemic pathogens. mBio. Oct 9;3(5):e00360-12. doi: 10.1128/mBio.00360-12
Maxmen, Amy; Mallapaty, Smriti (2021). "The COVID lab-leak hypothesis: what scientists do and don't know". Nature. 594 (7863): 313–315. doi:10.1038/d41586-021-01529-3