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Los tripulantes de Mars500 relatan su experiencia en Madrid

Tras los 520 días que duró la simulación del viaje a Marte más realista de la historia, Diego Urbina y Romain Charles aseguran que nunca tuvieron la tentación de salir y abandonar este experimento de la Agencia Espacial Europea (ESA)

Tras los 520 días que duró la simulación del viaje a Marte más realista de la historia, Diego Urbina y Romain Charles aseguran que nunca tuvieron la tentación de salir y abandonar este experimento de la Agencia Espacial Europea (ESA).

Estos dos ingenieros fueron seleccionados de entre más de 6000 candidatos para formar parte del experimento de aislamiento humano controlado más largo que se ha realizado nunca, que se llevó a cabo en un habitáculo de cuatro habitaciones en el Instituto de Problemas Médicos y Biológicos, dependiente de la Academia de Ciencias de Rusia, en Moscú. Durante año y medio, el equipo de seis participantes procedentes de Europa, Rusia y China, simuló con todo el detalle posible un viaje a Marte, incluyendo incluso los paseos extravehiculares sobre la superficie marciana y el viaje de vuelta a la Tierra. Mientras tanto, el centro de control de Mars500 recopilaba los datos de más de un centenar de experimentos psicológicos y fisiológicos.

La convivencia fue uno de los factores más decisivos en el desarrollo de la simulación. "Cualquier pequeño conflicto puede volverse importante cuando es lo único que tienes para pensar en todo el día; hay que ser tolerantes, no hacer grandes los detalles", afirmó Urbina durante la rueda de prensa ofrecida en el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC) de Villanueva de la Cañada, Madrid. Por eso, los futuros viajeros a Marte "deben ser personas calmadas, pero capaces de reaccionar rápidamente si es necesario".
Sobre las posibles mejoras en el diseño del experimento Mars500, Charles destacó que la comida era buena, pero monótona: "no hubiera estado mal incluir menús especiales, platos italianos, franceses, chinos... para las ocasiones". También les hubiera gustado poder comunicarse con sus familias más a menudo, ya que su contacto con el exterior se hacía durante dos momentos diarios preestablecidos, en los que los tripulantes hablaban con Elena Feichtinger, jefe del proyecto, que también reenviaba los correos electrónicos a los familiares, respetando los veinte minutos de retraso que existirían en una misión real.

Tras la simulación de aterrizaje en la Tierra, los participantes volvieron al mundo el pasado 4 de noviembre. "La salida fue el día más intenso de mi vida", ha dicho Urbina. "Redescubres las cosas simples de la vida, las ves bajo otra óptica: un árbol, un bebé, la naturaleza... Con estas sensaciones sientes que se pagan todas las dificultades de la misión".

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