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Encélado esconde un océano de agua líquida

La nave espacial Cassini lleva desde mediados de 2004 orbitando Saturno y remitiendo datos a la Tierra.

Encélado es uno de los principales satélites interiores de Saturno y orbita dentro de la parte más densa del anillo E, la zona más exterior de los anillos de este planeta. Sus características han hecho de esta luna objeto de investigación astronómica desde hace años. Ahora, la sonda Cassini-Huygens ha descubierto que bajo la corteza helada de Encélado se esconde un océano global de agua líquida. El hallazgo ha sido publicado por la propia NASA y la revista Icarus.
Estudios previos de los datos de Cassini habían sugerido la presencia de un cuerpo en forma de lente de agua o de mar bajo la superficie. Tras los recientes datos de gravedad recibidos por la nave espacial, se abría la posibilidad de que esta presencia de mar podía ser global. Los últimos datos analizados por los científicos confirman que así es: Encélado contiene un reservorio enorme de agua líquida.
“Este fue un problema difícil que requiere años de observaciones y cálculos con una variada colección de disciplinas, pero confiamos en que finalmente conseguimos hacerlo bien”, afirma Peter Thomas, líder del estudio.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron más de siete años de imágenes de la luna Encélado remitidas por Cassini (que orbita Saturno desde 2004). Estudiando las posiciones de algunas particularidades únicas del satélite como sus cráteres, consiguieron realizar mediciones de los cambios de rotación de Encélado con una precisión lo más ajustada posible, descubriendo un ligero -pero perceptible- bamboleo en su órbita alrededor de Saturno.
Midiendo esta leve oscilación (llamada libración) plantearon distintos posibles modelos del interior de Encélado, llegando al resultado final: “Si la superficie y el núcleo se conectan rígidamente, el núcleo proporcionaría tanto peso muerto que el bamboleo sería mucho menor. Esto demuestra que debe haber una capa global de líquido que separa la superficie del núcleo”, expone Matthew Tiscareno, coautor del estudio.
El motivo por el que este océano interno no está congelado y permanece en su estado líquido, sigue aún formando parte de los misterios de nuestro universo aún por resolver.

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