Documentan un brote de peste neumónica resistente a los antibióticos
La enfermedad causada por ‘Yersinia pestis’ todavía afecta a cientos de personas en el mundo.
En el siglo XIV, la peste negra fue la causante de la muerte de decenas de millones de personas y esquilmó a parte de la población europea. Y, aunque la enfermedad se ha erradicado en gran medida en parte del mundo desarrollado, aún afecta a cientos de personas, y los científicos consideran que se trata de una enfermedad reemergente y desatendida, especialmente en Madagascar, donde se dan la mayoría de casos mundiales anuales.
Cuando un ser humano se infecta con la peste bubónica por la picadura de una pulga y no recibe un tratamiento adecuado, la infección puede progresar y extenderse a los pulmones, lo que resulta en una peste neumónica. Se trata de la manifestación clínica más temida de la peste, que suele ser letal si no se trata rápidamente. Además, no tiene por qué ser necesariamente transmitida a través de pulgas: los pacientes infectados pueden transmitir la enfermedad a otros a través de gotitas respiratorias, igual que sucede con la COVID-19.
Ahora, un equipo de investigadores ha publicado en la revista Clinical Infectious Diseases, el análisis de una cepa de Yersinia pestis, la bacteria que causa la temida enfermedad, resistente al antibiótico estreptomicina, generalmente el tratamiento de primera línea para la peste en Madagascar. Esta fue aislada de un brote de peste neumónica que tuvo lugar en este país en el año 2013 y que involucró a 22 personas, causando tres muertes.
Transmisión de persona a persona
“Al caracterizar el brote usando epidemiología, diagnósticos clínicos y enfoques de huellas dactilares de ADN determinamos, por primera vez, que estas cepas de Y. pestis pueden transmitirse de persona a persona”, explica Dave Wagner, investigador en la Universidad de Arizona Norte y líder del estudio. “La cepa de este brote es resistente a la estreptomicina debido a una mutación puntual espontánea, pero sigue siendo susceptible a muchos otros antibióticos, incluido el cotrimoxazol. Afortunadamente, los 19 casos que fueron tratados recibieron cotrimoxazol además de estreptomicina, y todos sobrevivieron”
“La mutación puntual, que también es la fuente de resistencia a la estreptomicina en otras especies bacterianas, se ha producido de forma independiente en Y. pestis al menos tres veces y parece no tener ningún efecto negativo en la cepa, lo que sugiere que podría persistir en la naturaleza a través del ciclo natural de transmisión roedor-pulga. Sin embargo, estas cepas son extremadamente raras y la mutación no se ha vuelto a observar en Madagascar desde este brote”, concluye.