El ADN de una mariposa de 1928 confirma un caso de extinción de insectos provocada por humanos
Un ejemplar de 93 años conservado en un museo ha permitido responder a una pregunta que los científicos se hacían desde hace casi un siglo. Además, nos recuerda la importancia de frenar el ‘apocalipsis de insectos’.
La mariposa xerces azul (Glaucopsyche xerces) fue vista por última vez en San Francisco a principios de la década de 1940 y se considera un ejemplo paradigmático de especie de insecto que se ha extinguido a consecuencia del desarrollo urbanístico. Sin embargo, hasta ahora persistían las dudas sobre si esta mariposa constituía una especie por sí misma, o bien era una subpoblación de otra especie muy extendida que habita toda la costa oeste del continente norteamericano.
Ahora, un estudio publicado en la revista Biology Letters confirma que, efectivamente, la mariposa xerces azul se extinguió y que, además, debemos empezar a tomarnos más en serio la conservación de los insectos. Los autores del trabajo analizaron el ADN de un espécimen de 93 años que se encontraba en la colección de un museo y concluyeron que su material genético es lo suficientemente único como para considerar a G. xerces una especie por sí misma.
"Es interesante reafirmar que lo que la gente ha estado pensando durante casi un siglo es cierto, que esta era una especie conducida a la extinción por las actividades humanas", dice Felix Grewe, codirector del Centro de Bioinformática Grainger de Field y autor principal del trabajo.
Un trabajo de gran precisión
La tarea de extraer el ADN del espécimen conservado en el museo fue todo un reto, ya que el material era escaso y no se podía desperdiciar muestra. “Dar los primeros pasos y arrancar parte del abdomen de la mariposa con unas pinzas fue muy estresante, porque quería proteger el material lo máximo posible”, explica Corrie Moreau, directora de las Colecciones de Insectos de la Universidad de Cornell. “Sin embargo, también fue estimulante saber que podríamos abordar una pregunta que ha estado sin respuesta durante casi cien años y que no puede ser respondida por ningún otro método”.
Una vez que se recuperó la pieza del cuerpo de la mariposa, la muestra fue al Laboratorio de ADN Pritzker del Museo Field, donde los tejidos se trataron con productos químicos para aislar el ADN restante. "El ADN es una molécula muy estable, puede durar mucho tiempo después de que las células en las que está almacenado hayan muerto", dice Grewe.
Aunque el ADN es una molécula estable, con el paso de los años también se va degradando. Sin embargo, hay ADN en cada célula y, al comparar varios hilos de código de ADN, los científicos pueden reconstruir cómo era la versión original. "Es como si hicieras un montón de estructuras idénticas con Legos y luego las dejaras caer. Las estructuras individuales se romperían, pero si las miras a todas juntas, podrías descubrir la forma de la estructura original", explica Moreau.
Grewe, Moreau y sus colegas compararon la secuencia genética de la mariposa azul xerces con el ADN de la mariposa azul plateada más extendida, y encontraron que el ADN del azul xerces era diferente, lo que significa que era una especie separada.
La importancia de conservar nuestros insectos
"La mariposa azul xerces es el insecto más emblemático para la conservación porque es el primer insecto en América del Norte que sabemos se ha extinguido por factores humanos. Existe incluso una sociedad de conservación de insectos que lleva su nombre", indica Moreau.
Los autores señalan la necesidad urgente de proteger a los insectos. “Estamos en medio de lo que se llama el apocalipsis de los insectos: se están detectando disminuciones masivas de estos animales en todo el mundo", recuerda Moreau. "Y, aunque no todos los insectos son tan carismáticos como la mariposa azul xerces, tienen enormes implicaciones en el funcionamiento de los ecosistemas. Airean el suelo, lo que permite que las plantas crecer, y alimentar a los herbívoros, que a su vez alimentan a los carnívoros. Cada pérdida de un insecto tiene un efecto dominó masivo en los ecosistemas”, advierten.