Protección planetaria: ¿tenemos derecho a invadir Marte?
La exploración espacial plantea un abanico de dudas éticas: ¿a quién pertenecen los recursos de la Luna o Marte? ¿Podemos interferir en la búsqueda de vida extraterrestre al introducir involuntariamente nuestros propios microorganismos en otros planetas?
En las últimas décadas, la exploración espacial ha avanzado a pasos de gigante: ya hay sondas y robots fabricados por el hombre en distintos puntos del sistema solar e, incluso, más allá de sus confines, y en un futuro no muy lejano es probable que comiencen las misiones tripuladas a planetas como Marte, así como la extracción de recursos mineros en la Luna. Estas actividades pueden causar impactos irreversibles en el entorno extraterrestre: erosión y transformación de la superficie y el subsuelo con las máquinas e infraestructuras para la minería, modificación de la atmósfera, así como introducción de materiales contaminantes y residuos… Además, la posibilidad de contaminar otros planetas con microorganismos terrestres también puede obstaculizar la propia investigación espacial al introducir posibles falsos positivos en nuestra búsqueda de vida extraterrestre.
Por todo ello, el Comité de Investigación Espacial (COSPAR) planeta una serie de medidas de protección planetaria que deben de cumplir todas las misiones al espacio con el objetivo de evitar, por un lado, la contaminación de la Tierra por ningún tipo de vida extraterrestre, y por otro, la introducción de microorganismos terrestres en otros planetas. Hemos hablado de todo ello en esta entrevista con Carlos Briones, investigador del CSIC en el Centro de Astrobiología (INTA-CSIC) y autor del libro ¿Estamos solos? En busca de otras vidas en el cosmos (Ed. Crítica 2020).
En tu libro dedicas un capítulo muy amplio a la protección planetaria y a la importancia de evitar contaminar otros planetas o satélites con microorganismos terrestres, aunque esta es una tarea compleja. Por ejemplo, pensando en Marte, donde ahora mismo hay varios rover circulando simultáneamente, ¿es posible que esa contaminación terrestre ya se haya producido? ¿Cómo podría interferir con la búsqueda de vida?
Seguramente haya ocurrido ya, a fin de cuentas llevamos varias décadas enviando misiones a la superficie de Marte. Lo que nos dice la protección planetaria es que hay que limpiar y esterilizar todo lo que mandamos fuera, pero la esterilización total nunca es completa. Es imposible que algo ensamblado en la Tierra salga completamente estéril: sus superficies están llenas de microorganismos.
En las misiones se determinan distintos niveles de limpieza en función de cada parte del rover, por ejemplo Perseverance o Zhurong, que son los recién llegados, tienen las ruedas mucho más esterilizadas que el mástil con las cámaras, que se supone que no va a estar en contacto con la superficie marciana. Pero claro, si son misiones como estas dos en las que todo sale bien, perfecto, pero si algo sale mal y el rover se choca y origina un cráter en el que se acaben mezclando todos los materiales, entonces la cosa cambia.
En definitiva, es bastante probable que ya hayan llegado organismos terrestres a Marte, pero la cuestión es si han sobrevivido allí. El propio viaje es muy duro, y una vez en Marte siguen recibiendo mucha radiación y en principio tampoco hay agua en la superficie, podría haber en algunos momentos del año y en zonas muy concretas, pero nada más. Así que, sí, podría haber pequeños oasis de vida terrestre en Marte. No es probable, pero tampoco imposible.
Las medidas de esterilización y limpieza para cumplir con los protocolos de protección planetaria elevan mucho el coste de las misiones. ¿Cuál es tu postura al respecto? ¿Nos estamos pasando o nos quedamos cortos con la protección planetaria?
Yo, en principio, sí que mantendría las restricciones que hay ahora mismo, sobre todo porque nos encontramos en la fase de no saber si hay vida extraterrestre por ahí. Es muy importante no introducir falsos positivos: no tendría sentido detectar una vida en Marte que en realidad es de origen terrestre. Es cierto que las medidas de protección planetaria suben el coste de las misiones, pero es que hay que hacerlo bien. No nos podemos permitir contaminar otros planetas, no sería ético.
En paralelo está el tema de la presión de las compañías aeroespaciales para rentabilizar sus inversiones en las misiones: a lo mejor hay que explotar los recursos mineros de Marte, como sin duda se va a hacer pronto en la Luna, ¿y en ese caso qué hacemos? ¿Cómo enviamos grupos de mineros que mantengan la esterilidad necesaria? Es un problema muy complejo.
Claro, este es un tema peliagudo porque además de la propia interferencia con la investigación, nos plantea dudas incluso de tipo ético: ¿qué derecho tenemos a invadir Marte u otros cuerpos celestes, sobre todo si no sabemos si allí hay vida?
En su mítica obra Cosmos, Carl Sagan decía: “Si hay vida en Marte creo que no deberíamos hacer nada con el planeta. Marte pertenecería entonces a los marcianos, aunque los marcianos fuesen sólo microbios”. Yo estoy de acuerdo: si un planeta ha sido colonizado por algún tipo de vida tenemos que preservarla y mantenerla intacta. Ya sabemos lo que ha pasado en la Tierra cuando hemos entrado en determinados ecosistemas intactos y nos hemos cargado su biodiversidad, así que habría que intentar que eso no pase en otros lugares, me da igual el subsuelo de Marte que las aguas que hay debajo del hielo de Europa o Encédalo. Está claro que es muy complicado investigar sin alterar, pero es lo que habría que hacer, y la primera medida es evitar llevar vida desde la Tierra.
Y, ¿qué va a pasar si se generalizan los viajes tripulados desde la Tierra? ¿Habrá que llegar a algún tipo de legislación o acuerdo internacional como el Tratado Antártico?
Claro, es que va a ser muy complicado. Tú puedes esterilizar un rover pero no un cuerpo humano, somos dispersores constantes de microbios. Creo que, cuando lleguen las misiones tripuladas, probablemente la superficie o el interior de esos lugares quedarán alterados irreversiblemente. En la Luna, la minería va a alterar el paisaje y la distribución de los recursos, y obviamente surgen muchos problemas geoéticos, y que serán eventualmente bioéticos si la extracción se generaliza en planetas habitables como Marte. Hace falta mucha legislación y que el COSPAR tome decisiones rotundas para proteger la integridad de esos lugares. Hay que regular de alguna manera cómo se harán esas explotaciones y a quién pertenecerán esos recursos, porque en principio ni la Luna ni Marte pertenecen a ningún país o empresa. ¿De quién serán? ¿De quién llegue primero? ¿Vamos a repetir nuestra locura de países y fronteras en otros lugares? No tiene sentido.
El Tratado Antártico, de hecho, se plantea como un modelo para hacer algo similar con Marte, establecer formas que nos permitan interactuar allí pacíficamente con el único interés científico de explorar y nada más. Pero es que en la Tierra somos como somos, y en cuanto vemos recursos de algún tipo intentamos esquilmarlos. En definitiva, no sé qué pasará, pero lo que tenga que pasar seguramente lo veremos, porque será en un par de décadas probablemente.
Un tema un poco más filosófico: cuando uno se pone a buscar vida fuera se da cuenta de lo compleja y fascinante que es la vida que tenemos aquí en la Tierra, ¿a ti el hecho de estudiar estas cuestiones te ha permitido valorar más la necesidad de proteger la biodiversidad de nuestro planeta?
Sin duda. La astrobiología te enseña lo delicado que es el equilibrio de la vida y lo que nos permite estar aquí. La Tierra no es un planeta especial en lo geológico o en lo químico pero, por lo que sabemos hasta ahora, es único en lo biológico. Esto te hace entender la necesidad de preservar la vida y los ecosistemas, de limitar el consumo desaforado de recursos y de alterar lo mínimo posible. La conciencia ecológica se acrecienta mucho más cuando estás estudiando la posibilidad de que exista vida fuera de la Tierra.
Puedes leer aquí otras entrevistas con Carlos Briones: "¿Cómo se busca vida en otros planetas?" y "¿Hay vida inteligente ahí afuera?".

¿Estamos solos?