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¿Se puede medir la temperatura del amor?

Un equipo de investigadores ha medido los cambios que se producen en la temperatura del organismo en función del tipo de relación amorosa que se mantiene.

Todo el mundo lo ha experimentado alguna vez. El amor, sea del tipo que sea, provoca cambios fisiológicos en nuestro organismo: nos ponemos rojos, nos sube un ‘no-se-qué’ por el estómago, escalofríos, sudores… el enamoramiento pone en marcha un montón de circuitos bioquímicos que están bien estudiados desde hace años.

En los últimos años, el Laboratorio de Termografía de la Universidad de Granada (UGR) ha puesto a punto una técnica que permite medir los cambios que se producen en la temperatura corporal en función de los distintos componentes del amor: pasión, ternura y compromiso social.

En uno de sus primeros estudios, los investigadores reclutaron a sesenta personas sanas de entre 24 y 47 años que, en diferentes sesiones en las que se registraban los cambios en su temperatura basal, veían fotografías de sus parejas, o bien mantenían conversaciones íntimas con ellas. Los resultados revelaron cambios en la temperatura de zonas distintas del cuerpo en función del tipo de amor que estuviera experimentando cada persona, y también de los roles adoptados en el juego amoroso.

La pasión se asocia a la novedad de los primeros contactos amorosos, al deseo y a la búsqueda de riesgo, y está vinculada a la dopamina, un neurotransmisor del sistema nervioso central. En ella se establece un juego de poder obsesivo, del gato y el ratón, en el que siempre hay un dominante y un subordinado, siendo las discusiones terribles y las reconciliaciones homéricas", explica Emilio Gómez Milán, investigador del Laboratorio de Termografía del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la UGR.

El científico explica, en una nota de prensa publicada por dicha universidad, que en las personas pasionales dominantes se registraba un aumento de temperatura de unos dos grados en manos, cara, pecho y abdomen. Por el contrario, en las personas que adoptan el rol de subordinado lo que se observa es una bajada de temperatura, una respuesta más parecida a la que se produce al pasar miedo o frío.

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Los componentes del amor

Según la teoría triangular del amor, enunciada por el psicólogo Robert Sternberg, el amor, para ser completo, tendría tres componentes: pasión, intimidad o ternura y compromiso. Con el paso del tiempo, casi todas las parejas van ganando en intimidad y comunicación: “el cuidado mutuo y las palabras de amor son un antídoto contra el dolor o la tristeza”, explica Gómez. Se trata de un componente del amor vinculado a la oxitocina y que se parece mucho a la amistad y a la empatía.

En este caso, "se produce una relación más recíproca entre ambos miembros de la pareja, a quienes sube la temperatura en torno a un grado en la cara y las manos, pero baja en el abdomen", indica el investigador.

Por último, los científicos han observado que cuando en la relación solo predomina el tercer componente, vinculado al compromiso social o interdependencia mutua, no se producen cambios apreciables en la temperatura corporal al observar la fotografía de la persona amada o mantener conversaciones íntimas con ella. “Hablamos de relaciones amorosas de interés, en las que una persona está con otra porque tiene que pagar una hipoteca, por ejemplo, o por prestigio social”, explica Gómez.

"Estos componentes del amor son distintos a la atracción sexual, basada en la testosterona, donde hay promiscuidad sexual pero el otro satisface nuestra necesidad sin ser considerado especial en ningún sentido", concluye el investigador, que recuerda también que “el patrón térmico del amor es muy complejo”.

El Laboratorio de Termografía también está aplicando sus técnicas a otros campos de la psicología. En los últimos años han elaborado un detector de mentiras y también han medido objetivamente el duende de los bailaores de flamenco.

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