La última inversión del campo magnético duró mucho más tiempo del que se pensaba
Es la conclusión de un estudio que analiza la huella de la inversión de Brunhes-Matuyama en muestras de lava volcánica.
Es de sobra conocido que el campo magnético de la Tierra no permanece estático, sino que se desplaza, y su intensidad aumenta y disminuye. De hecho, actualmente el polo magnético norte se está moviendo rápidamente desde Canadá a Siberia: tanto, que los científicos han tenido que actualizar antes de tiempo el modelo de declinación magnética que facilita la navegación global.
Este dinamismo ha provocado que, a lo largo de la historia de nuestro planeta, los polos magnéticos se hayan invertido varias veces, y el último episodio se conoce como la inversión magnética de Brunhes-Matuyama. Estudiar este fenómeno geológico es fascinante, y puede proporcionar pistas que ayuden a dilucidar cuándo y cómo se producirá la próxima inversión.
Pero, que no cunda el pánico: este fenómeno, de producirse en un momento en el que la especie humana siga viviendo en la Tierra, no va a producir un apocalipsis ni el colapso de la civilización, como algunos vaticinan. Es cierto que, seguramente, afectaría a los sistemas de navegación y telecomunicaciones, pero lo que tenemos claro es que no se producirá de un día para otro, por lo que habrá tiempo de adaptarse, y el estudio del funcionamiento del campo magnético y de las inversiones pasadas ayudará a predecir mejor los cambios futuros.
En este estudio en concreto, publicado en la revista Science Advances, se concluye que la última inversión magnética, que sucedió hace unos 770.000 años, tardó al menos 22.000 años en completarse, lo que supone muchísimo más tiempo del que se había calculado.
¿Cómo se estudian los cambios en el campo magnético?
El campo magnético se origina por los movimientos de los materiales líquidos que conforman el núcleo de la Tierra. En las rocas nuevas que se forman -generalmente en forma de flujo de lava volcánica o sedimentos depositados en el fondo del mar- quedan registradas las características del campo magnético en ese mismo momento, de forma que los científicos pueden analizar el pasado buscando estas huellas en las rocas, como si de un registro fósil se tratara. Dicho registro es mucho más claro en el caso de la inversión más reciente, la de Brunhes-Matuyama.
En este caso, los científicos analizaron flujos de lava depositados en Chile, Tahití, Hawai, el Caribe y las islas Canarias. “Los flujos de lava suponen un registro ideal del campo magnético. Tienen muchos minerales con alto contenido en hierro y, cuando se enfrían, se bloquean en la dirección del campo”, explica Brad Singer, geólogo de la Universidad de Wisconsin-Madison (EEUU) y uno de los autores del trabajo. El problema es, que como no hay erupciones volcánicas regulares, el trabajo debe ser muy meticuloso para datar correctamente los registros
El equipo de investigadores combinó lecturas magnéticas y dataciones por radioisótopos de muestras de siete secuencias de flujo de lava para recrear el campo magnético en un lapso de aproximadamente 70.000 años, centrándose en la inversión de Brunhes-Matuyama.
Los datos del flujo de lava fueron corroborados por lecturas magnéticas del fondo marino. Además, los investigadores utilizaron núcleos de hielo antárticos para rastrear la deposición de berilio, que se produce por la radiación cósmica que colisiona con la atmósfera. Cuando el campo magnético se invierte, se debilita y permite que más radiación golpee la atmósfera, produciendo más berilio.
La inversión magnética pudo durar 22.000 años
Los resultados revelaron que la inversión final fue rápida según la escala geológica, ya que solo duró unos 4.000 años. Pero, previamente, este fenómeno geológico fue precedido de un periodo muy largo de inestabilidad que incluyó reversiones parciales y temporales y que pudo durar 18.000 años. Se trata de una estimación que doblaría el tiempo que estiman hipótesis previas, y que afirman que las reversiones se producirían en un lapso de 9.000 años.
¿Cuándo tendrá lugar la próxima inversión magnética?
Desde que la comunidad científica se empezó a interesar por el campo magnético, la fuerza del mismo ha disminuido en torno a un 5% cada siglo. Los registros llevados a cabo por el equipo estadounidense indican que un campo magnético debilitado puede ser el precursor de una eventual inversión, aunque no está claro que sea inminente.
En todo caso, y como ya hemos comentado, este estudio refuerza la idea de que la sociedad humana tendría, en caso de producirse este efecto, varias generaciones para adaptarse a este potencial periodo de inestabilidad magnética. Es bastante más probable que nuestra civilización colapse por otros motivos que nada tienen que ver con el campo magnético.
"He estado trabajando en este problema durante 25 años", dice Singer, que ‘tropezó ‘con el paleomagnetismo cuando se dio cuenta de que los volcanes que estaba estudiando servían como un buen registro de los campos magnéticos de la Tierra. "Y ahora tenemos un registro mucho más rico y mejor fechado de la última inversión magnética".