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Oslo: luces y sombras de la Capital Verde Europea 2019

La capital de Noruega se ha propuesto ser neutral en emisiones de carbono en 2050 y apuesta por la movilidad sostenible y eléctrica. La sombra: la economía del país nórdico se basa, principalmente, en la extracción de petróleo del Mar del Norte.

¿Podemos hacer frente a la emergencia climática sin empeorar nuestra calidad de vida? Muchas ciudades están poniendo en marcha iniciativas pioneras que demuestran que las medidas encaminadas a respetar el medio ambiente también transforman los espacios urbanos en lugares más habitables y amables.

Esta es la filosofía del premio Capital Verde Europea, una iniciativa que pretende recompensar a las ciudades con un largo historial en logros ambientales, proporcionar modelos que inspiren a poner en marcha prácticas pioneras y que sean un aliciente para comprometerse con el desarrollo sostenible. El mensaje es claro: los ciudadanos tienen derecho a vivir en áreas urbanas saludables y sus gestores han de esforzarse para mejorar su calidad de vida, así como reducir su impacto en el medio ambiente global.

Uno de los principales motivos por los que Oslo es Capital Verde Europea 2019 tiene que ver con la lucha contra el cambio climático: La ciudad pretende, para el año 2020, haber reducido las emisiones en un 50% con respecto a los valores de 1990 y ser neutral en emisiones de carbono para 2050.

Para lograr estos ambiciosos objetivos, en Oslo se han  introducido una serie de medidas integradas en materia de movilidad, como por ejemplo la promoción del transporte con cero emisiones. La capital se ha convertido en la "Capital de Vehículos Eléctricos del Mundo" y el 30% de todos los coches que se venden en la ciudad son eléctricos, una consecuencia de los incentivos para adquirir este tipo de vehículos y las facilidades para su uso, por ejemplo mediante la instalación de puntos de recarga de baterías cuya electricidad proviene de la energía solar.

Otro de los pilares es el fomento del uso de la  bicicleta y del transporte público, medidas que pretenden, no solo cumplir con los objetivos de reducción de emisiones, sino evitar la  contaminación acústica y mejorar la calidad del aire. Por eso, también se han introducido normativas de limitación del tráfico en determinadas zonas, y de esta forma se mejora el entorno humano, logrando espacios más amables para los peatones.

El presupuesto climático

En el año 2016 se introdujo en Oslo el llamado ‘presupuesto climático’, una iniciativa impulsada para alcanzar el objetivo de reducción al 50% de las emisiones. Consta de 42 medidas relacionadas con la energía, el transporte y los recursos, y las emisiones de dióxido de carbono se contabilizan como si fueran un presupuesto financiero, de forma que las consejerías deben ajustarse a sus límites.

Empleos verdes

Otra de las apuestas es la reconversión hacia la economía circular. Por ejemplo, a partir de los residuos orgánicos y de las aguas residuales de Oslo se fabrica un biogás que sirve como combustible a los autobuses urbanos y a los camiones de la basura. Se está fomentando la generación de empleos verdes y la reconversión de la industria hacia el aprovecho circular de las materias primas.

Las contradicciones de un país petrolero

El impulso verde de Noruega choca, sin embargo, con el hecho indiscutible de que la principal fuente de riqueza del país es la extracción de petróleo, un tema que suscita numerosas críticas pues podría afirmarse que las medidas destinadas a la transición ecológica se financian gracias a la exportación de crudo.

Habrá que ver cómo evoluciona la economía noruega en los próximos años. De momento, en abril de 2019 el partido laborista rechazaba la perforación petrolera en el archipiélago de Lofoten, en el Ártico, y a principios de año también se anunciaba que el fondo soberano de Noruega retirará 7.500 millones de dólares invertidos en pequeñas petroleras.

Ante las críticas desencadenadas por esta contradicción en un país que se autodenomina líder en políticas ambientales, el gobierno noruego se defiende afirmando que es uno de los pocos países que está cumpliendo con las metas marcadas por el Acuerdo de París para la reducción de emisiones contaminantes.

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