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¿Por qué no hemos vuelto a la Luna?

El ser humano no pisa la superficie de la Luna desde diciembre de 1972. Este es el motivo.

Conseguir que un grupo de hasta 12 personas alunice sigue siendo uno de los mayores logros de la NASA, si no el más grande. De aquellas hazañas, los astronautas recolectaron rocas, hicieron fotos, realizaron experimentos, colocaron algunas banderas y luego regresaron a casa. Pero esas estancias de una semana de duración durante el programa Apollo no establecieron una presencia humana duradera en la Luna.

Más de 45 años después del aterrizaje en la Luna -con tripulación-, con
la misión Apollo 17 en diciembre de 1972, existen muchas razones para volver a llevar astronautas al polvoriento satélite natural de la Tierra.



Los investigadores y empresarios creen que una base tripulada en la Luna podría convertirse en un depósito de combustible para misiones en el espacio profundo, conducir a la creación de telescopios espaciales sin precedentes, hacer que sea más fácil vivir en Marte y resolver misterios científicos acerca de la Tierra y la creación de la Luna.
Una base lunar podría incluso convertirse en una próspera economía fuera de la Tierra, tal vez una basada en el turismo espacial lunar.

Es el siguiente paso lógico, según el ex astronauta Chris Hadfield.

Pero muchos astronautas y otros expertos sugieren que los mayores impedimentos para las misiones de tripulación a la Luna en las últimas cuatro décadas han sido deprimentes. ¿Es realmente caro llegar a la Luna? Sí, pero no tanto como parece.



Un obstáculo probado y verdadero para cualquier programa de vuelos espaciales, especialmente para misiones que involucran personas, es su alto coste.

Una ley firmada en marzo de 2017 por el presidente Donald Trump otorgó a la NASA un presupuesto anual de aproximadamente 19.500 millones de dólares y en 2019 el presidente estadounidense afirmó que estar dispuesto a dar a la NASA un
presupuesto ilimitado si la agencia espacial puede conseguir enviar a alguien a Marte para el final de su mandato.

Un presupuesto de casi 20 mil millones de dólares puede parecer muchísimo dinero, hasta que consideras que el total se divide entre todas las divisiones y proyectos ambiciosos de la agencia: el Telescopio Espacial James Webb, el proyecto de cohete gigante llamado Sistema de Lanzamiento Espacial y misiones lejanas al sol, Júpiter, Marte, el Cinturón de asteroides, el Cinturón de Kuiper y el borde del sistema solar. (Como curiosidad, el ejército de los EE. UU. tiene un presupuesto de aproximadamente 600.000 millones al año).

Además,
hay que tener en cuenta que el presupuesto de la NASA es algo exiguo en comparación con las asignaciones del pasado.

"La porción del presupuesto federal de la NASA alcanzó un máximo del 4% en 1965. Durante los últimos 40 años se ha mantenido por debajo del 1%, y durante los últimos 15 años se ha estado dirigiendo hacia el 0,4% del presupuesto federal", dijo el astronauta del Apollo 7, Walter Cunningham.

La diferencia es palpable.

El presupuesto de Trump requiere un regreso a la luna, y luego una visita orbital a Marte. Pero dados los costos crecientes y los retrasos concatenados relacionados con el programa de cohetes SLS de la NASA, el proyecto se torna un tanto cuesta arriba.

Un informe de 2005 de la NASA, por ejemplo, estimó que regresar a la Luna costaría alrededor de 104.000 millones (unos 133.000 millones de hoy día) en aproximadamente 13 años. El programa Apollo costó alrededor de 120.000 millones en dólares actuales.

"La exploración tripulada es la empresa espacial más costosa y, en consecuencia, la más difícil para obtener apoyo político", dijo Cunningham durante su testimonio.



Desde la perspectiva de los astronautas,
lo importante es la misión. El proceso de diseño, ingeniería y prueba de una nave espacial que podría hacer que los seres humanos lleguen a otro mundo fácilmente supera los mandatos de un único presidente. Pero hay un patrón predecible de presidentes y legisladores entrantes que desechan las prioridades de exploración espacial del líder anterior.

"Me gustaría que el próximo presidente apoye un presupuesto que nos permita cumplir la misión que se nos pide que realicemos, cualquiera que sea la misión", escribió el astronauta Scott Kelly, que pasó un año en el espacio.

En febrero de este año, Jim Bridenstine, administrador de la NASA, planteó regresar a la Luna para 2028 y conformar un asentamiento allí. Sin embargo a la administración Trump no pareció gustarle esta fecha y lanzó una advertencia para que la NASA apresure el regreso de los astronautas para 2024. El vicepresidente Mike Pence afirmó que "si los cohetes privados son la única manera de llevar de vuelta a los astronautas estadounidenses a Luna en cinco años, entonces serán cohetes privados".

Minutos después, Bridenstine respondió: "mensaje perfectamente recibido”, y se comprometió a acelerar la construcción del SLS para que esté listo en 2020.

Comienza una nueva carrera por la conquista del espacio.

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