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Deep Time, el experimento que encerró a 15 personas en una cueva sin luz

Un insólito experimento ha confinado a varias personas durante 40 días en una cueva en condiciones extremas.

El día 24 de abril salían de una cueva los quince voluntarios del experimento Deep Time, una iniciativa del Instituto de Adaptación Humana (Francia), que pretende conocer cómo se adapta el ser humano a condiciones en las que se pierden las referencias espaciales y temporales.
Durante cuarenta días, los participantes en este insólito experimento estuvieron totalmente aislados del mundo en una cueva del Pirineo francés en condiciones extremas: a una temperatura media de 10 °C, con una humedad relativa del 100 %, sin recibir luz solar y, por supuesto, en ausencia total de contacto con amigos y familiares. Los voluntarios, siete hombres y siete mujeres liderados por el explorador Christian Clot, debían extraer el agua a 45 metros de profundidad y generar electricidad a través de un sistema de pedales.
Después del confinamiento voluntario, muchos de los integrantes en la expedición afirman haber perdido la noción del tiempo, un dato especialmente relevante pues se trata de uno de los objetivos de la investigación: comprender la diferencia entre la percepción del tiempo y la realidad. “Durante ciertos eventos, nuestra percepción del tiempo se ve alterada: puede pasar muy rápido o muy despacio, y esto no depende de la realidad ni de cada segundo que pasa”, explican en la web. “¿Qué sucede entonces? ¿Cómo encontrar el sentido del tiempo? ¿Cuáles son las conexiones entre el tiempo cognitivo y el biológico? ¿Y entre el tiempo percibido y el tiempo normativo, el de nuestros relojes?”.
Además de este conocimiento más básico, los investigadores esperan poder ofrecer mejores condiciones a los tripulantes de submarinos, mineros, operadores de máquinas perforadoras o incluso futuros exploradores de la Luna y Marte, que también experimentarían interrupciones en un día de 24 horas.

¿Un experimento útil?

Durante el confinamiento, los científicos monitorizaron datos como los patrones de sueño, la temperatura corporal o el comportamiento de los participantes, que también han sido sometidos a test cognitivos antes y después de la entrada en la cueva.
Algunos investigadores externos al proyecto son escépticos frente al mismo, ya que, por ejemplo, la ausencia de un grupo control con el que confrontar los datos obtenidos puede dar lugar a sesgos.

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