¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Desde antiguo, la humanidad ha buscado respuesta a esas grandes preguntas, y una manera de acercarse a sus respuestas es el estudio de la prehistoria y de nuestros antepasados. Desde que se aceptó de forma generalizada la teoría de la selección natural de Darwin y el hecho de que las especies no son inmutables, muchos estudiosos y aventureros se han afanado en buscar a nuestros ancestros, en reconstruir la cronología de la especie humana, en encontrar a ese ‘eslabón perdido’ o forma intermedia a partir del cual nuestro linaje se separó del de los simios.
Hoy sabemos que la evolución del ser humano no es una línea, sino que tiene muchas ramificaciones, y que formamos parte de una gran familia, los homínidos, que incluye tanto a orangutanes, chimpancés, gorilas y bonobos, como a un montón de especies ya extintas. Somos los únicos supervivientes del género Homo, pero antes que nosotros hubo otros muchos, e incluso convivimos con algunas especies como Homo neanderthalensis durante miles de años.
Además, la historia de nuestros orígenes es tan apasionante que se reescribe casi cada día, pues en muchos rincones del planeta se están estudiando nuevos yacimientos y conociendo, con las últimas técnicas disponibles, muchos más detalles sobre cómo vivían nuestros parientes extintos. Continuamente se producen hallazgos y es muy fácil perderse con cada nueva noticia o estudio científico que se publica.
El libro 'Historias de la Prehistoria' (Ed. La esfera de los libros), de David Benito, es una excelente guía para situarse en esta época que, como indica el autor en el prólogo, “a pesar de ser la edad más larga de nuestra historia, es la más desconocida para el gran público”. Muchas veces se tiene una imagen sesgada de ese hombre prehistórico, bruto, poco higiénico y de inteligencia limitada, pero no hay que olvidar que “sin esa gente nunca hubiéramos llegado al desarrollo y comodidades de los que hoy disfrutamos”, afirma Benito.
Hemos seleccionado algunos de los datos e historias del libro para ayudar al lector a poner en orden sus ideas. Una guía sencilla que podemos utilizar para ubicarnos mejor cada vez que aparezca una nueva noticia sobre un hallazgo arqueológico.
Primates, hominoideos y homínidos
En primer lugar vamos a situarnos en el plano taxonómico. El género Homo sapiens forma parte del orden primates, que se caracterizan entre otras cosas por tener manos y pies con cinco dedos, dedo pulgar oponible- excepto el de nuestro pie, que ha perdido esa capacidad-, uñas en lugar de garras, visión estereoscópica, y un volumen craneal mayor. Dentro del orden de los primates, nos ubicamos en la superfamilia Hominoidea, que se divide en la familia Hominidae (la nuestra), y la familia Pongidae, en la que se encuentran orangutanes, gorilas y chimpancés.
En busca del eslabón perdido
Aunque el término ‘eslabón perdido’ está hoy en desuso, refleja bien esa búsqueda del hombre para encontrar al primer homínido, ese ancestro común entre humanos y chimpancés. Sabemos que nuestro linaje se separó hace entre 5 y 7 millones de años y existen varios aspirantes a ocupar el puesto del homínido más antiguo. Los más destacados son Sahelanthropus tchadensis, Orrorin tugenensis y el género Ardipithecus, que es el que mayor aceptación tiene en la comunidad científica.
‘Australopithecus’
Durante mucho tiempo la comunidad científica consideró que los ejemplares del género extinto Australopithecus podían ser el ansiado eslabón perdido. Hoy sabemos que, aunque se relacionan filogenéticamente con los humanos, no son el ancestro común, y que este se remonta atrás en el tiempo casi el doble que el lapso que separa a humanos y Australopithecus.Este género tiene una horquilla de antigüedad que va de 4,2 a 2,5 millones de años y dentro del mismo hay siete especies descritas, aunque sobre algunas aún no hay consenso científico.
Lucy, la estrella primitiva
La especie más famosa es, sin duda, Australopithecus afarensis, y su individuo estrella es Lucy, encontrada en el año 1974 en el desierto de Afar, en Etiopía. La importancia de este fósil radica en que en que Lucy presentaba características que la hacían muy diferente a todo lo que se había excavado hasta entonces, y en ese momento era el esqueleto más antiguo conocido. Sus descubridores, conscientes de que habían encontrado algo importante, lo celebraron por todo alto, y dicen que la canción Lucy in the sky de los Beatles sonaba repetidamente durante el festejo. Como ya se ha comentado, hoy sabemos que Lucy no era el ‘eslabón perdido’, pero seguramente es el resto fósil más conocido del mundo, una suerte de estrella primitiva.
‘Paranthropus’
Este nombre significa ‘al lado del hombre’: tras los Australopithecus, se dio una ramificación en dos grupos: el género Homo y el género Paranthropus, cada uno con unas capacidades concretas para permitirles subsistir en el medio en el que se movían. Este género conserva algunos rasgos de Australopithecus como la reducida capacidad craneal en relación al tamaño del cuerpo y el prognatismo – mandíbulas muy salientes-. Uno de los nuevos rasgos es el desarrollo de un aparato masticador muy potente que les va a permitir aprovechar recursos vegetales muy duros.
‘Homo habilis’
Esta especie es considerada el primer humano, que surgió en África y presenta la capacidad de fabricar sus propias herramientas (hablamos de la tecnología del Modo 1 u Olduvayense) y, además, planificarlas mentalmente, visualizarlas antes de elaborarlas. Su cerebro es de mayor tamaño que el de los australopitecus, tiene un aparato masticador menos desarrollado y una forma craneal más redondeada. Los primeros fósiles de esta especie fueron descubiertos por el matrimonio Leakey en la garganta de Olduvai, en Tanzania, en 1962, aunque el informe que describía los hallazgos se publicó dos años después.
‘Homo erectus’
Hace alrededor de dos millones de años, tuvo lugar la primera gran expansión humana y Homo habilis salió de África. Actualmente, se consideran dentro de H. erectus a los individuos fósiles encontrados en Asia, mientras que los especímenes encontrados en África que ya presentan unas características más evolucionadas desde H. habilis se encuadran en la especie H. ergaster. Con esta especie ya se habla de una nueva tecnología: el Modo 2 o Achelense.Foto: Flickr James St. John
‘Homo georgicus’
Esta especie, cuya descripción no ha estado exenta de polémica, se refiere a unos hallazgos hechos en Dmanisi, Georgia. Los restos arqueológicos suponen un estadio evolutivo intermedio entre Homo erectus sensu lato y H. habilis. Tiene una antigüedad de 1,8 millones de años, una estatura de 1,5 metros y se le atribuye tecnología Olduvayense o Modo 1.
‘Homo antecessor’
Recapitulando todo lo explicado hasta entonces, parece que a partir de Homo habilis surgieron nuevas especies con distinta localización geográfica: H. erectus en Asia, H. ergaster en África y H. antecessor y H. heilderbergensis en Europa.El hallazgo de H. antecessor se produjo en el yacimiento de Atapuerca en el año 1994 y supuso un cambio de paradigma, si bien no estuvo, como todos los grandes hallazgos en esta materia, exento de polémica. Hasta aquél momento se pensaba que los primeros habitantes de Europa habían llegado hace alrededor de 500.000 años, pero en Atapuerca se estaban encontrando indicios de que la ocupación humana en este asentamiento tenía bastante más antigüedad.La especie fue descrita en un artículo publicado en la revista Science en 1997 y nos habla de una mezcla sorprendente de caracteres primitivos y derivados. Medían entre 1,6 y 1,85 metros, pesaban entre 69 y 90 kilos y entre los rasgos primitivos destaca el aparato dental, que los vincularía con especímenes africanos. Se les atribuye la tecnología del Modo 1.Foto: réplica del cráneo incompleto procedente de Gran Dolina
‘Homo heildelbergensis’
Hablamos de la estirpe europea, y de una especie que tiene mucha importancia para la comprensión de la evolución humana, pues es el ancestro directo del hombre de Neandertal.Existen fósiles de H. heildelbergensis con dataciones comprendidas entre los 600.000 y 400.000 años, como la mandíbula de Mauer, y otros hallazgos más modernos con cronologías comprendidas entre los 400.000 y los 200.000 años, entre los que se encuentran diversos fósiles encontrados en la Sima de los Huesos (Atapuerca). Eran humanos con una gran corpulencia física y que poseían aparato finador, aunque su comunicación sería bastante diferente a la que tenemos en la actualidad.
‘Homo neanderthalensis’
Sobre los neandertales se ha dicho y escrito mucho, especialmente a raíz de los últimos estudios de ADN que demuestran que, al menos de forma puntual, se dio hibridación entre H. neanderthalensis y H. sapiens. Ambas especies convivieron durante aproximadamente 10.000 años de años en el continente europeo hasta la extinción de los neandertales, cuyas causas están todavía bajo debate. La endogamia, el déficit nutricional o la competencia con los sapiens son algunas de las hipótesis que se barajan.En todo caso, parece que está superada esa visión clásica que describía a los neandertales como individuos más parecidos a las bestias que a los humanos. Durante más de 100.000 años habitaron varios continentes del planeta y fueron capaces de adaptarse a condiciones muy extremas. Con los neandertales el desarrollo tecnológico también dio un paso importante, y ya hablamos del Modo 3 o Musteriense.
‘Homo sapiens’
Al igual que Homo neanderthalensis surgió en Europa a partir de H. heilderbergensis, en el continente africano surgió H. sapiens. Hoy sabemos que, al menos, nuestra especie tiene casi 200.000 años, como así indica el hallazgo de Louis Leakey en Omo, al sur de Etiopía, en 1967.
‘Homo floresiensis’
El descubrimiento de Homo floresiensis en el año 2003 rompió con un esquema que había sido una constante en todos los hallazgos relacionados con la evolución humana: el proceso conducía a individuos cada vez más grandes y con mayor capacidad craneana. Pero el también bautizado como ‘el Hobbit’ no seguía este patrón: una morfología más similar a los australopitecus pero una cronología muy reciente, que lo situaría en torno a los 18.000 años, y con una tecnología propia sorprendentemente avanzada.Mucho se ha discutido en cuanto a la interpretación de estos restos, e incluso muchas teorías apuntaban a que no era una especie como tal, sino que su morfología se debía a alguna patología. Sin embargo, cada vez hay más consenso en afirmar que estaríamos ante un H. erectus que evolucionó y se adaptó a las condiciones de la isla, modificando su morfología por un efecto de la insularidad.
‘Homo naledi’
Homo naledi es la última especie descrita del género Homo, pues el hallazgo tuvo lugar en Sudáfrica en el año 2013, y su descubrimiento ha roto muchos esquemas. Hablamos de una mezcla de características humanas con otras mucho más arcaicas, con una morfología muy humana pero una capacidad craneana reducida y más cercana a los Australopithecus. Para colmo, parece que estos individuos enterraban a sus muertos, por lo que tendrían una suerte de pensamiento simbólico, característica que siempre se había atribuido a mayores volúmenes de cerebro.
El hombre de Denisova
Hablamos del primer homínido identificado a través del análisis de sus genes, y su taxonomía aún se encuentra bajo debate. Sabemos que esta especie – o subespecie, aún hay discusión-, está emparentada tanto con Homo sapiens como con H. neanderthalensis, por lo que su hallazgo, en 2008 en la cueva de Denisova (Siberia), añade aún más emoción al panorama de la prehistoria.Posteriormente, en 2019 se identifican los restos de una mandíbula hallada en la meseta del Tíbet como pertenecientes a esta especie extinta. Los hallazgos se publicaron en la revista Nature y prueban que los denisovanos se habrían extendido más allá de Siberia.Además, hay evidencias de que los hombres de Denisova hibridaron tanto con nosotros como con los neandertales: algunos pueblos oriundos de Oceanía, por ejemplo, tienen en torno a un 5 % de genes denisovanos.Foto: molar Denisova 4
‘Homo luzonensis’
En el año 2007 un equipo de científicos encontró en la isla de Luzón, en Filipinas, unos restos con apariencia humana. Tras muchos años de estudio, en 2019 se ha publicado la descripción de dicho hallazgo: los restos corresponderían a una nueva especie de homínido, H. luzonensis, que vivió en esta isla hace 67.000 años, y presentan una interesante mezcla de rasgos primitivos y modernos.Al igual que sucede con H. floresiensis, es muy posible que el aislamiento provocado por su hábitat insular hubiera llevado a H. luzonensis a evolucionar por un camino muy diferente al de H. sapiens y al de las otras especies de homínidos con las que coexistió en nuestro planeta.
Historias de la Prehistoria
Como ya hemos visto, la evolución humana es fascinante, como así lo son las historias de los descubrimientos más relevantes que tenemos sobre nuestros orígenes. De una forma muy amena y fácil de leer, David Benito consigue sumergirnos en este apasionante mundo y sentirnos en la piel de los más famosos paleoantropólogos cuando se toparon con esos hallazgos clave que nos dan pistas sobre el modo de vida de los que nos precedieron.‘Historias de la Prehistoria’ es una obra de referencia para todo lector curioso que se pregunte sobre nuestros orígenes.